Stranger things
Stranger Things, entonces, recupera una sensibilidad vital (para algunos), un verósimil histórico preciso (para todos los que vemos la serie), que es el de la década del 80 –y como ya dije, el mundo pre internet y pre caída del muro de Berlín- y una cinefilia inquieta para la combinación y los diálogos culturales en el marco de la cultura popular (la de la generación del new Hollywood, que recababa en toda una tradición clásica a la que aditaba una cinefilia más amplia