Una especie de familia
Más todavía, pareciera que de manera creciente el maltrato del director y del guion de turno para con sus criaturas es la regla a seguir. Es imposible (y bastante inútil) intentar establecer si esto fue siempre de esta manera o si es una tendencia impuesta en los últimos años, pero con certeza es algo que persiste con la insistencia de un vicio mal habido. Pueden haber matices, pequeños rayos de luz que actúen como antídotos parciales, pero la idea de fondo siempre es la misma: el mundo como lugar lóbrego, el fatalismo de la maldad humana, la piedad como bien escaso, casi en vías de extinción, el cine como “una réplica aplicada de las penurias de la vida”