Moonrise Kingdom: un reino bajo la luna
En Un reino bajo la luna es claro que desde ese precoz atalaya de lucidez (de ahí la importancia de los anteojos y los binoculares) se escruta con extrañado desgano un universo hecho de exóticos o anacrónicos atuendos, ritos y reglas. Como siempre, los planos fijos sirven para internarse en mundos que cuentan sin palabras; en ese universo que, con maldad, ha llevado a que algunos detractores de sus últimas películas lleguen a caracterizar a W. A. como un “decorador de interiores”.