#Diario Cinéfilo: Un Viaje En Auto Por El Cine
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#Diario Cinéfilo: Un viaje en auto por el cine

En Perro Blanco tenemos una tendencia irreconciliable con el mundo adulto: procrastinators bastante, por no decir casi todo. En ese conflicto que nos tiene hablando de cosas que ya se estrenaron o de llegar tardísimo se nos ocurrió que estaba bueno escribir algo sobre autos. Era para el número de Baby Driver. Como se darán cuenta la puntualidad es lo nuestro. Así y todo como vivimos en una revista en la que importa más la libertad que la agenda, como se imaginarán, no nos intimidó la procrastinación. El trabajador de la crítica que es el señor Ignacio Balbuena (trabajador porque hay poca gente que escriba tanto y con tanto empeño como él, cosa que agradecemos) se despachó entonces con un notón sobre las películas que incluyen autos, intentando recordarnos no solo algunos puntos altos sino de paso intentando indagar qué relación hay entre la velocidad, las ruedas y cierta filosofía popular. Ustedes pasen y lean. Guarda que no hay airbag al final, eso si.

The Disaster Artist: Obra Maestra
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The Disaster Artist: Obra maestra

en The disaster artist no estamos frente a una persona que arma un micro mundo para evitarse el dolor, sino (y ese es su gran triunfo) que proviene de una cultura negadora del dolor y terminará aceptándolo para reformular su lugar frente al mismo. El arco dramàtico del personaje increíble que es Tommy Wisseau no es, entonces, el del tipo que persevera persevera y triunfa. En muchos lados he leído eso, y no podría parecerme mas equivocado. Justamente la película es una película actual porque logra conectar con el zeitgeist del miedo al vacío, al dolor, al fracaso, a no ser lo que se espera que seamos.

La Mort De Louis Xiv
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La Mort de Louis XIV

Pero la realidad es que todos estos temas importan en La mort de Louis XIV tanto o posiblemente menos que, por ejemplo, una sábana, un cuello de piel de animal, un gesto, un retrato, un ungüento o el sonido constante de pájaros, bichos y chicharras. Podría decirse, si uno quisiera ser realmente preciso, que La muerte de Luis XIV trata menos sobre el fallecimiento de un rey francés que sobre una peluca o, para ser más precisos todavía, que un desfile de pelucas. Son esas pelucas, y la luz que baile dentro de ellas, lo verdaderamente importante.

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