Cetáceos
Clara (Elisa Carricajo) siempre está al borde del llanto (su gestualidad parece perfecta para este personaje, siempre al borde de la explosión, pero en definitiva, implosiva), “siempre al borde” parece definirla muy bien como personaje, en alguna medida porque es el lugar más cómodo: no se cambia nada. Por eso el azar es la perfecta paradoja de la película: el personaje se deja ir, busca no decidir pero en alguna medida es el mundo el que decide por ella. Y el azar es el que opera el cambio. Hasta que la decisión parece activarse (o quizás se trate de otro movimiento del azar que la lleva al último, liberador y bellísimo plano de la película). Esa idea, la que indica que la indecisión es también una zona de confort, es una de las mas radicales que presenta Cetáceos