#Postbafici 2018 – (12): Casa Propia
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#PostBafici 2018 – (12): Casa propia

Con Casa propia, Ruiz parece haber entrado en nuevos terrenos sin tener que salir de su ciudad. No sería descabellado hacer una primera y bastante obvia traslación entre el personaje principal y el propio cineasta. De ser así, toda la película no es más que el reflejo de un director que pretende instalarse en una nueva casa cinéfila propia. Las intenciones parecen estar claras desde la notable escena inicial, en la que un grupo de adolescentes ejercen a pleno su cordobesismo(el término es de Quintín): en la calle, mientras toman fernet con coca y arreglan los detalles de la salida nocturna con su acento patentado, Alejandro, al fondo del plano, golpea la puerta de la casa de Vero y comienzan una típica discusión de pareja. Cuando finalmente él se aleja sin haber arreglado el asunto nada se termina de entender demasiado, pero los efectos de la escena, su eficacia, son retroactivos: los jóvenes comentan en voz alta la situación, se mofan ligeramente, pero nada de esto le importa demasiado a Alejandro, que se marcha ignorándolos. Su mundo puede prescindir de ellos. Mi cine a partir de ahora también, parece decir Ruiz.

You Were Never Really Here
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You were never really here

Ramsay trazó rápidamente un estilo propio, distintivo, donde prevalece la inestabilidad y los protagonistas quedan relegados a los márgenes, apartados de un mundo que no los comprende y al que ellos tampoco logran descifrar. Su cine es uno donde predomina la extrañeza y hasta el desconcierto, con una puesta en escena que recorta los cuerpos y los contextos que habitan, poniendo a interactuar los espíritus desestabilizados de los personajes con espacios y tiempos que los rechazan, creando así marcos de conflictividad. Ese posicionamiento es el que le permite establecer relecturas genéricas sustanciales, donde las imágenes y sonidos dicen mucho más que las palabras a la hora de coquetear con los géneros que merodean sus películas. Por eso el salto al policial que representaba YWNRH era un enigma, a priori, apasionante.

#Postbafici 2018 – (11): Inferninho
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#PostBafici 2018 – (11): Inferninho

Inferninho apuesta por un melo desaforado y sinverguenza protagonizado por una curtida y adorable trans (en este caso, de origen oriental), solo que en un ámbito ínfimo -el bar del título- y con sólo dos o tres personajes para lograr su noble cometido. Pero lo hace con una vitalidad paradigmática: una que sabe que es pobre pero no le importa, y que a la vez es consciente de que esa austeridad puede potenciar cada uno de sus elementos, pretendidamente inscriptos en el camp más juguetón, ese que puede llegar –como es el caso- a un lirismo tan repentino como impensado. En ese sentido, lo que se encuentra travestido es la película toda, que, disfrazada de lo que desea o siente ser, nos seduce de tal manera que no queda otra que creer en ella.

The Good Place

The good place

Una chica, Eleanor Shellstrop, termina en el cielo por equivocación. Si, es una premisa limpia, sencilla, sin muchas vueltas, pero es apenas un punto de partida. No obstante, en los primeros capítulos, me encontré con los típicos finales cliffhanger de último minuto y fue casi una decepción que me hizo pensar si valía la pena seguir. Me parecía un mecanismo barato, de esos que las series usan para enganchar espectadores. Por suerte funcionó, de todas formas, y me enganché hasta el final. Y en efecto me equivocaba. Porque nuestra serie en cuestión también se permite pensar y desarmar mecanismos clásicos de guión propios de las series como lo son el cliffhanger, el plot twist, los sub conflictos románticos, los lugares comunes de un género y de sus personajes. Meta serie? No necesariamente, pero ojo con el envase y con las primera impresiones, nos dice.  

Fin del Contenido

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