#Diálogos: Luis Miguel, La Serie

#Diálogos: Luis Miguel, La serie

Si alguna vez vieron esos programas estilo American Idol o Américas got talent habrán notado que cada tanto aparece algún tapado al que uno no le confía nada de nada, como le pasó a Susan Boyle hace algunos años. Bueno, en la larga lista de series que nos va tirando el mundo audiovisual apareció Luis Miguel, la serie (que hasta el nombre sonaba feo, ya que no se había preocupado por denominar a una biopic de otro modo que no fuera por el nombre y apellido de la figura…encima coronando el mismo nombre con la aclaración “la serie”). Naturalmente nos esperábamos lo peor y varios de nosotros nos sentamos a verla casi con el fin de burlaros de ella, como si en efecto entrara al escenario para hacer el ridículo. No solo nos tapó la boca, sino que demostró ser una de las grandes series del año, tocada por una varita mágica que logró una transversalidad de públicos que los productos audiovisuales latinoamericanos no siempre consiguen. Lo que viene lineas abajo es el resultado de un diálogo apasionado entre tres grandes entusiastas, que se sentaron a hablar sobre relaciones con el cine clásico (y no tanto), con el melodrama y las telenovelas, con las biopics y sobre muchas cosas más. Como siempre en Perro Blanco, las ideas son producto de la pasión. Y creemos que lo que van a leer vale el tiempo de lectura. Pasen, lean y vuelvan a la serie, que realmente es una de las sorpresas del año.

#Dossierchauautores (1): Corazón De Dragón
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#DossierChauAutores (1): Corazón de dragón

En Corazón de dragón no hay un director con una mirada distintiva, pero sí actores con rasgos de nobleza sutiles y a la vez potentes: no solo la voz de Connery, sino también Dennis Quaid (un caballero interpretado por un verdadero caballero), Pete Postlethwaite (uno de esos actores capaces de hacer de todo), David Thewlis (un villano tan sincero como desatado), Dina Meyer (una mujer de armas tomar) y Jason Isaacs (en uno de sus primeros roles detestables). Y hay honor, ese tipo de honor que nace y se alimenta de la artesanía, de la apreciación y el cuidado por los pequeños relatos, por los caminos que se recorren progresivamente, desde el cariño y la emoción.

El Espanto
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El espanto

El espanto tiene todo planteado para poder desplegar sobre esas bases un mundo particular y preciso, pero falla en todos los frentes. El problema es de recortes, de procedimientos, y de mirada. En primer lugar porque esa línea argumental alrededor del misterio del viejo Jorge nunca termina de desarrollarse, ni en su modo de curar el espanto ni en las menciones a los supuestos favores sexuales que el curandero exigiría a sus clientas como parte de pago, que quedan como poco más que habladurías maliciosas con las que explicar su aislamiento. Pero además porque en su forma la película se vuelve monótona y agota hasta el hartazgo el mismo recurso, que consiste en armar algo así como bloques temáticos por los que desfilan como cabezas parlantes todos y cada uno de los personajes, abordando los temas que hacen al infierno grande de su pueblo chico.

Fin del Contenido

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