Rosita
Hay algo potente (con la doble connotación de la palabra: algo que posee fuerza y algo en potencia) en los inicios de las películas de Verónica Chen. El problema es que la potencia no es necesariamente acto. Es intención, es energía acumulada, es pretensión de ir en una (o varias) dirección(es). Claro está, entonces, la potencia no es el problema, sino la consecusión. Y esa condición suele implicar problemas para el cine contemporáneo, tan reacio a la narrativa y tan proclive a las formas abiertas, a las indefiniciones, a las indeterminaciones varias. En esa dirección de cosas es en donde hay que buscar los problemas de la potencia de Rosita, que no es una, sino varias películas a la vez, que pretenden comenzar algo que no saben cómo proseguir.