Rosita
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Rosita

Hay algo potente (con la doble connotación de la palabra: algo que posee fuerza y algo en potencia) en los inicios de las películas de Verónica Chen. El problema es que la potencia no es necesariamente acto. Es intención, es energía acumulada, es pretensión de ir en una (o varias) dirección(es). Claro está, entonces, la potencia no es el problema, sino la consecusión. Y esa condición suele implicar problemas para el cine contemporáneo, tan reacio a la narrativa y tan proclive a las formas abiertas, a las indefiniciones, a las indeterminaciones varias. En esa dirección de cosas es en donde hay que buscar los problemas de la potencia de Rosita, que no es una, sino varias películas a la vez, que pretenden comenzar algo que no saben cómo proseguir.

#Dossiergray: La Angustia De Las Influencias
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#DossierGray: La angustia de las influencias

Con James Gray pasa algo interesante en este orden. Gray pertenece a una tradición de directores que supo formar una cinefilia sólida y compleja. Pero no puede encasillárselo en el simple marco de una generación contextual. De hecho es anómalo el caso de su cine, porque estamos ante un director que, a diferencia de sus compañeros de generación, siempre se reconoció deudor de una tradición. Esa tradición en particular, la del neoclasicismo frustrado del new Hollywood de los 70s, es una de las más duras de superar: estamos hablando del mejor cine industrial hollywoodense junto con el de la década del 40, acaso los dos grandes picos de una historia canónica del lenguaje audiovisual.

One Cut Of The Dead
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One Cut Of the dead

Hay algo extremadamente magnético en medio de lo que parece un ejercicio de lo-fi pedorro. El timing cómico de los actores en los diálogos y gestos es excepcional, los gags físicos, mezcla de slapstick con gore barato, también son desopilantes, y muchas veces, hay gestos raros en la puesta en escena, que parecen obedecer a arbitrariedades formales que quedan como incógnitas: de un momento a otro, la cámara cae al piso y el plano queda oblicuo y fijo un tiempo largo. Un plano de una chica gritando se prolonga durante lo que parece ser una eternidad. El impulso dramático se detiene de un momento a otro, con diálogos costumbristas que parecen improvisados. Y de golpe: fin. Créditos y el título de la película.

El Camino
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El Camino

Todo muy interesante, pero: ¿qué era necesario cambiar en Jesse Pinkman? ¿qué parte de su naturaleza podía o debía ser redimida? Un muchacho con buen corazón que se equivocó, varias veces, si. Debe haber sido el mayor emisor y destinatario de empatía en toda la serie. Jesse fue consistentemente durante todas las temporadas de Breaking Bad un personaje extremadamente voluble. Su inseguridad o su buen corazón lo hicieron vulnerable -en el pasado- a la manipulación de (digamos) tres fuerzas: las drogas, su novia Jane Margolis y Walter White. Pero ninguno de ellos está ahí ahora para orientar su redención, para mostrarle el camino; de ahí que Jesse se encuentre por primera vez en soledad, al borde de la libertad.

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