Diego Maradona
El juego de Diego/Maradona (prefiero llamar así a esta película sobre espejos) es el de deconstruir realmente a la persona: ya no someterla a un análisis que descomponga el qué quién dónde cuándo cómo por qué y para qué del sujeto, ya no la historia de superación, ya no la historia de la caída, sino la verdadera deconstrucción, la que afirma cosas intolerables que pueden convivir con cosas maravillosas. Quizás por ese motivo uno de los testimonios indica que toda la vida de DM está encerrada entre los dos goles a los ingleses en el mundial de futbol de México 86: la misma persona que es capaz de ascender a los cielos por medio de trampas es también la misma que resulta responsable de genialidades imposibles.