Huérfanos de Brooklyn
Huérfanos de Brooklyn (el título en castellano es una tontería que en su literalidad debería llamarse El pibe sin madre de Brooklyn, sin el plural que confunde) se va armando de manera meticulosa y algo vueltera. Construye con un melodrama de por medio un policial sin mayores estridencias, si, pero un policial verosímil y amargo a la vez que nos permite ver a un actor entendiendo que su rol tiene que ser distinto al que acostumbramos hace un par de décadas. Norton actúa feo, si, pero en este caso es plenamente consciente y justificable esa serie de decisiones que toma. Y en un cine en el que hacer un acto de renuncia es algo visto como una concesión, lo que hace el director es un poco eso: entregarse a lo que narra en vez de que el efecto se produzca a la inversa.