#Postmardelplata2019 – (1): O Que Arde
| |

#PostMarDelPlata2019 – (1): O que arde

No hay que pedirle mucho a una película que comienza, de manera hipnótica, en medio de la oscuridad, en un bosque frío y húmedo, arrasado por luces que trastocan en monstruos gigantes que arrancan los árboles de cuajo en plena noche. Los primeros siete planos del largometraje de Oliver Laxe son hipnóticos en su sentido más tradicional: nos dejan imantados, porque no podemos dejar de mirar, de recorrer la pantalla, como si descubriéramos todo otra vez. Como si se tratara de un sueño herzoguiano, lo que hace esta película al iniciar es contemplar lo habitual con ojos extraterrestres. Y a partir de esa desnaturalización perceptiva, volver a ver hasta identificar que eso que no estábamos viendo quizás era más conocido de lo que pensábamos. Trabajo cinematográfico por excelencia: descubrir el mundo a partir de la persistencia de la mirada, de la insistencia del encuadre, del desencuentro entre el ojo que ve y el ojo que toca.

Last Christmas: Otra Oportunidad Para Amar
|

Last Christmas: otra oportunidad para amar

Eso que conocemos como corrección política, el puritanismo del siglo XXI. Esa vuelta de tuerca que tiene Last Christmas hacia el segundo acto es precisamente una vuelta de tuerca hacia los terrenos de la corrección. En la solución fría (pretendidamente sentimental) y analgésica del problema de Kate con su familia, su empleadora y su propia relación con el mundo, no hay confrontación, ni contaminación entre ambas partes, simplemente el asunto se resuelve como la revelación de una equivocación. Ella bebía, ella tenía sexo ocasional con quien se le cantara y decía las verdades que nadie se animaba a decir. No hay lugar para alguien así: no hay lugar para equivocarse, no hay lugar para la fiesta

The King
|

The King

Friedrich Nietzsche subtituló uno de sus últimos libros “Cómo se llega a ser lo que se es”. Eslogan paradójico que nuestra cultura ha simplificado de esta manera: lo que esencialmente somos es algo que se realiza yendo al encuentro del mundo y de los otros. Es como soberano, encarnación del más alto poder, que Hal debe tomar decisiones implacables asumiendo la responsabilidad total y manifestando una voluntad de hierro. En ese jardín seco, la amistad será el bien más preciado: Shakespeare decidió abandonar al barrigudo Falstaff a su suerte. The King lo aprovecha un poco más, exprimiendo las únicas dos o tres lágrimas que le veremos derramar a Chalamet antes de los títulos.

Fin del Contenido

Fin del Contenido