The confession killer
Por eso el mayor logro de este documental asfixiante e hipnótico radica en exhibir todas las contradicciones juntas hasta hacerlas insoportables, haciéndonos incapaces de saber donde estamos parados. Lo curioso es que si la ficción habilitara semejante grado de plot-twists (como los que muestra esta serie cada vez que termina un capítulo) nos resultaría radicalmente inverosímil. Pero en el mundo de posibilidades que nos muestran los hechos (que abarcan aproximadamente tres décadas, entre finales de los 70s y finales de la primer década del 2000) todo es posible: un asesino serial que no asesinó a nadie y que solo quería un poco de amor, un hijo misógino que trama una venganza contra las mujeres, un amor fraternal (pero con mucho de amor de pareja) entre dos amigos inseparables (incluyendo un pacto de silencio), un suicidio en cámara lenta mediado por el estado, una fuerza casi para-institucional dedicada a dibujar casos, un fiscal desesperado por revancha, una enamorada que simula ser quien no es, una asistente enamorada de un preso al que le dedica su vida.