Aves de presa y la fantabulosa emancipación de una Harley Quinn
Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de una Harley Quinn). Así, con este título larguísimo e imposible, la nueva película de DC intenta posicionarse como una película estrafalaria y poco convencional. Apunta a ser una película de múltiples géneros (policial ochenti-noventoso, acción a la John Wick, comedia, película de girl power queer), en un paquete que pretende reinventar y reposicionar a su personaje principal (la Harley Quinn de Margot Robbie) lejos de la infame Escuadrón suicida y de paso marcar un futuro posible para un universo DC que no es más que una serie de retazos sueltos.
Son muchas cosas a considerar, muchas agendas en juego. Y además de este todo choque entre la agenda corporativa Warner/DC, la agenda cultural progresista y la necesidad de mover adelante un universo cinematográfico que es básicamente un quilombo, la película decide optar como dispositivo narrativo una cronología no lineal, con voces over que por momentos rompen la cuarta pared, llena de carteles y freeze frames, una herencia/detritus de Escuadrón suicida que está llevada aquí a un punto más razonable pero igual bastante feo.