El diablo entre las piernas
El diablo entre las piernas no deja de ser una película lúgubre, de una tristeza cósmica, pero que aparece animada por una energía rara; la energía de los cuerpos: los de los personajes que se niegan a simplemente dejarse estar, no respirar más y desaparecer. Para Ripstein y Paz Alicia Garciadiego la vida se sostiene y se justifica, acaso enteramente, mediante el impulso sexual. Para eso la pareja parece recurrir por momentos a una especie de gótico mexicano – ciertas señales, ciertos gestos, cierto clima de opresión -, con una casa- castillo en la que habitan los personajes y una actitud muy osada de beligerancia respecto de cómo se representan los viejos en el cine.