¿Existe el terror contemporáneo? Cinco hipótesis sobre el techrror
No, contemporáneo no supone una “pertenencia al tiempo presente”. Al menos no es una definición privativa. Una de las posibilidades que contempla la contemporaneidad es también la del encuentro irresuelto, la de las tensiones sin respuesta, la de la dialéctica con doble salida, es decir, la conflictividad ausente de síntesis. Ese recorrido, en el marco del cine de terror, al menos desde fines de los 90s y los primeros 2000s supo ser visitado con suerte mayormente dispar por esa moda que llamamos terror documental. Esa moda supo reconocer entre el 99 (The Blair Witch Project ) y 2011 (la trilogía de Actividad paranormal (2007, 2010, 2011)) una posibilidad para que el terror abandonara la encerrona de la autoconciencia post-Scream y el gorno (o el gore porno) de la saga Hostel, El juego del miedo y otros sadismos de inicios del nuevo siglo. Pero, como casi siempre sucede cuando la vaca proporciona leche, si se agota el recurso mediante repeticiones, el recurso también es destinado a su aniquilación.