Crímenes de familia
Una mujer de la provincia sale del baño recurrentemente, en un flash retórico. Le vemos ensangrentada al final de un pasillo. La imagen pertenece a la galería de filtros del cine de terror. La fotografía, el ritmo y la actuación imprimen una caracterización melodramática, con pretensiones de denuncia. Solo falta el voicer over de Lanata para semejar el set de una acción recreada del programa PPT. Así empieza la morbosa y fallida Crímenes de Familia, distribuida por Netflix, donde Argentina es la nueva víctima de los bajísimos estándares de producción de la plataforma de streaming, para su mercado de LATAM.