Periodismo Y Cine Político Liberal: Un Retorno
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Periodismo y cine político liberal: un retorno

The Post termina en el preciso momento en el que comienza Todos los hombres del presidente. Esa filiación a contramano de la cronología (la primera fue filmada 31 años después que la película de Pakula) tiene sus continuidades y sus diferencias, y resulta imposible no suponer que la consideración de las mismas no estuvieran en el norte del propio Spielberg. El hecho puntual, histórico, que engarza ambas películas es el sabotaje al edificio Watergate en Washington, por entonces sede del Comité Nacional del Partido Demócrata, en junio de 1972. El contexto es el de la presidencia del republicano Richard Nixon, el hombre que restableció los lazos diplomáticos con China y quien finalizó la Guerra en Vietnam. También, el hombre que urdió una vasta y compleja trama de actividades ilegales contra sus oponentes (escuchas telefónicas, espionaje, acoso, difusión de noticias falsas) que culminarían con su renuncia al puesto, la primera y única en más de dos siglos de vida política norteamericana.

Matar Al Dragón
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Matar al dragón

Si bien tiene antecedentes que se remontan al período del cine de estudios, el cine de terror en Argentina supo ser históricamente un género considerado y desconsiderado al mismo tiempo. Parece tratarse de un género que se enreda y se desenreda, que se despliega y se repliega a través de los años. En este sentido, en los últimos años, los estrenos acumulados de varios exponentes locales, en particular Aterrados y Muere, Monstruo Muere estimularon algo del proceso pero tampoco como para darle sustentabilidad a esta explosión dada por el interés renovado en el género. La mencionada irregularidad hace que el cine de terror nacional adolezca de una falta de constancia industrial, hecho que inevitablemente genera una dificultad para el asentamiento del género, a lo que se le suma una tendencia consistente (aunque marginal) a la copia de modelos importados, a ejercicios de estilo, como en el cine de los hermanos Onetti.

The Sinner – Tercera Temporada

The Sinner – Tercera Temporada

Después de interesantes dos primeras temporadas, la tercera entrega de The Sinner se encontraba con el dilema que le sucede a muchas series que pasan de la segunda: Y ahora cómo se continúa esto? En este orden de cosas la profundización sobre el personaje de Harry Ambrose (el detective noir que interpreta Bill Pullman, con gesto cada vez mas imperturbable e eastwoodiano) indica un alejamiento de la propuesta de la primer temporada, en donde era un personaje complementario (en vez de protagónico), pero también un alejamiento de la segunda (tanto en la temporada inicial como en su continuación The Sinner jugaba con una de las variantes del policial de enigma: no ir por el whodunit sino por el whydunit, porque al final de cuentas el policial de enigma logró pervivir en el tiempo gracias a esas vueltitas de tuerca retóricas en el ejercicio de la hermenéutica). En esta tercer temporada ninguna de las llamadas cláusulas Q/Wh (qué-quién-dónde-cuándo-cómo-por qué-para qué) es particularmente importante. En todo caso son un punto de partida que, a ciencia cierta, no desemboca en nada muy interesante.

Fin del Contenido

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