Mank
|

Mank

Muerto el cine que viva la cinefilia. El problema es que murió tantas veces que cuando muera en serio (como ahora, que nos estamos quedando sin salas, en el encierro pandémico-cuarentenil) ya ni siquiera nos va a importar. Pero hay cosas que deberían afectarnos y han quedado naturalizadas. Asimismo hay otras que no importan demasiado (la cinefilia como defensa nostálgica del cine antes que el cine como construcción de una cinefilia productiva, con futuro), pero yiran y dan vueltas y se habla de ellas demasiado. Se escribe más. Pero no importan mucho, porque mueren antes de nacer, porque se abortan a si mismas y nos envilecen la experiencia como espectadores. O quizás envilecer sea un poco mucho para referirse a una película menor, que en el contexto actual termina siendo agrandada vaya uno a saber por qué motivo para cerrar un año funesto y candidatearla fuerte en 2021 a cuanto premio de muerte nos espere.

#Postmardelplata2020: Adiós A La Memoria
| |

#PostMarDelPlata2020: Adiós a la memoria

La crueldad del documental de Nicolás Prividera tiene dos frentes, que se retroalimentan, acaso no muy afortunadamente, dado que contrario a una interdependencia por momentos lo que prevalece es una actividad de parasitación. Necesaria? Si, para as certezas del director, no para la película. Porque en Adiós a la memoria conviven dos miradas: una repleta de cuestionamientos, misterios, oscuridades: cree en el poder del cine; la otra sobreviene a partir de la necesidad de aportar conclusiones, aseveraciones sobre un mundo al que el director precisa anclar su material para que lo privado se vuelva material de interpelación de lo colectivo: esta última se vale del cine para construir un aparatito encargado de bajar línea.

The Undoing

The Undoing

The Undoing se mueve en torno a mil y una premisas comunes y repetidas: thriller judicial, asesinato con múltiples hipótesis de responsabilidad (al final de cuentas se trata de un Whodunit sin enclaustramiento), descripción crítica de las altas esferas socioeconómicas, tensiones familiares y secretos revelados; en definitiva un moplo de proporciones bíblicas siempre y cuando no prime algún giro, alguna volanteada. Y ese es el centro duro del problema: los atisbos de volantear, de generar una irrupción de sorpresa son, apenas, espasmos, intentos sueltos, dispersiones sin éxito para quitarnos la modorra de las presunciones más lineales. Al final de cuentas, distracciones.

Fin del Contenido

Fin del Contenido