Historias lamentables
Para todos aquellos que alguna vez sufrimos el maltrato en formato cartoon que se le propinaba a los personajes de El Milagro de P. Tinto, el nombre de Javier Fesser no se nos olvidó nunca. No obstante poco hubo que esperar para que esa misma lógica destructiva y plástica con el cuerpo volviera a exponerse, pero en esta ocasión exponencialmente: las dos entregas de la saga Mortadelo y Filemón dan cuenta de esto. Ahora bien, también hay un Fesser que puede jugar sinuosamente, como lo lograba en la excelente Camino y en la irregular Campeones. Entonces, si el cine del director juega con los bordes y el exceso caaroonesco, la pregunta es por qué llegó al lugar que llegó en Historias Lamentables, en donde parecen coexistir las dos versiones de su cine: la del desprecio y la crueldad pero también el cine de la empatía.