#Polémica: Allen vs. Farrow – En contra
Pero lo terrible de Allen vs Farrow es que lo que menos le interesa es repensar el caso. No le interesa el aspecto jurídico. Sino que en el fondo se ocupa de instalar algo aún más peligroso. Porque a la serie le obsesiona la instalación para-judicial que implica el reconocimiento de un movimiento (con sus pros y sus contras) como el #MeToo para montarse en la andanada mediática antes que en el punto de partida judicial. Aclaremos: lo mejor que supo lograr ese movimiento fue tomar el punto de partida de las acusaciones para generar un estado de conmoción pública que permitiera desnaturalizar los abusos y llevarlos al terreno de la justicia, que es el terreno natural al que pertenecen las vidas privadas de las personas (tanto víctimas como victimarios: se llama estado de derecho y nos debe proteger a todos por igual ante cualquier lapidación pública). El problema es cuando el movimiento invierte su carga de prueba y da por sentada la imposibilidad jurídica y sustituye ese horizonte por el de la denuncia pública.