Let him go
Recuerdo algunos años atrás, casi una década, pero también incluso todavía más atrás, al cine clásico cuidando mis noches de angustia, mis noches sin trabajo, mis noches sin casa o noches de agobio laboral, allá por el turbulento 2002. Siempre el cine clásico estuvo ahí. El clasicismo es eso: una posibilidad de mundo, un modo de habitarlo con una ética precisa. Por eso cuando huelo clasicismo me entrego a los padres, me entrego al cuidado. Algo de eso me pasó cuando di con la extraordinaria Let him go (que comenzó a circular silenciosamente a finales de enero de 2021, pero que recién a finales de abril adquirió un cierto estado público).