Luca
En un país con cimientos tan profundamente italianos como españoles, una película como Luca todavía puede tocar un lugar más cercano al corazón que otras producciones de Disney o Pixar. Aunque esa antigua latinidad se desdibuja entre la anglofilia de siempre y esa nueva latinidad que poco a poco va migrando de la pasta a las arepas, es imposible no sentirse aún en casa entre los personajes de Porto Rosso. Esa geografía ficcional podría identificarse con cualquiera de los pueblitos de Cinque Terre, enclaves de pescadores de la costa ligur, cerca de Génova, con calles que bajan hacia el mar zigzagueando entre edificios abigarrados que se aprietan contra los riscos.