Cómo mueren las reinas
Cuando nos acercamos a la película de Lucas Turturro, en el fondo, nos acercamos a un monstruo de dos cabezas, claramente definido: uno que piensa con potencia cinematográfica, que cree en las imágenes y en su condición de posibilidad (el trabajo sobre el encuadre, con el montaje y, especialmente, con la dirección de foto, hablan de un director consciente de qué debe hacer para que la historia se enrarezca y avance sobre un camino de ripio, con incomodidad); pero también hay otra película, que es la que arrastra un sistema de representaciones habitadas por el cine argentino durante décadas: el sistema de las alegorías.