El Prófugo
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El Prófugo

La directora sabe cómo hacer de lo cotidiano un espanto particular. Por eso la estrategia de El prófugo es también kafkiana (algo de esto incluso remite a otra película kafkiana con la que se toca, que es la olvidada y poco vista La reina del miedo). En esa estrategia reconocemos una materialidad de elementos que rodean a la vida de la protagonista pero que en el fondo nunca terminan de activar su peligrosidad. En este sentido de cosas la película despliega una primer manera de paranoia narrativa, por el espacio y por los objetos que lo pueblan.

The White Lotus

The White Lotus

Nada de la crítica social que supone The White Lotus se despliega inherentemente de las conductas de los personajes, sino que hay una disposición exterior a someterlos a la burla. Esa disposición parece provenir de el desprecio por el aparato discursivo progresista que atraviesa a la mayor parte de los personajes, como si se tratara de una expresa burla a los valores históricos de los votantes demócratas. Esto último, que a primera vista podría interpretarse como un posicionamiento incorrecto políticamente hablando

Sin Tiempo Para Morir
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Sin tiempo para morir

A lo largo de todo su trayecto, esta versión de James Bond con el rostro de Daniel Craig se cargó sobre sí misma el dilema sobre si ser o no ser fiel al espíritu que siempre sobrevoló sobre la franquicia del 007. Es decir, volcarse a la inventiva constante de acción cada vez más disparatada, con un protagonista que es una suma de superficies e iconicidades, o querer otorgarle una profundidad, ambigüedad y complejidad que no estuvo casi nunca presente en sus diversas encarnaciones cinematográficas.

The Stunt Man
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The Stunt Man

Antecedente de maravillas como El último gran héroe y consecuente de muchas de las expresiones en las que el cine se come su propia cola para poder volver sobre sí hasta confundir sus límites (incluso tiene enormes puntos de contacto con el cine de Andrzej Zulawski, en particular con La mujer pública, apenas unos años posterior y con otro tono), lo hermoso de The stunt man es su absoluta libertad para moverse por los límites de la reflexividad y de la narrativa sin que nada de esto lesione su capacidad de avanzar.

Fin del Contenido

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