Adiós a la memoria
La crueldad del documental de Nicolás Prividera tiene dos frentes, que se retroalimentan, acaso no muy afortunadamente, dado que contrario a una interdependencia por momentos lo que prevalece es una actividad de parasitación. Necesaria? Si, para as certezas del director, no para la película. Porque en Adiós a la memoria conviven dos miradas: una repleta de cuestionamientos, misterios, oscuridades: cree en el poder del cine; la otra sobreviene a partir de la necesidad de aportar conclusiones, aseveraciones sobre un mundo al que el director precisa anclar su material para que lo privado se vuelva material de interpelación de lo colectivo: esta última se vale del cine para construir un aparatito encargado de bajar línea.