#Polémica: Los Fabelman
Steven Spielberg casi nunca necesitó de espejos en su cine. No me refiero a los objetos, sino a su capacidad de generar mundos sin replicar a eso que llamamos “lo real” y que en su caso, por lo general, ocupa un papel casi complementario. Spielberg, a su vez, no es George Lucas, quien, con la excepción de American Graffitti, siempre necesitó de la autonomía absoluta respecto de la realidad cotidiana. En Spielberg, en todo caso, esa autonomía ha desplegado siempre una inventiva capaz de disociarse con cierto grado de relación, como si eso que llamamos lo real estuviera reconstruído a partir de un prisma levemente manipulado