La extorsión
La extorsión puede pensarse, a primera vista, como un acercamiento a eso que alguna vez nos prometió Fabián Bielinsky (y que cumplió con creces en sus dos largometrajes): un cine de género profesional, industrial, con un guión sólido (acaso el talón de Aquiles de la mayor parte de la producción mainstream local, que suele poner las apuestas sobre el star system vernáculo y que el resto llegue por inercia), con un horizonte de continuidad y no de excepcionalidad