Agente Fortune: el gran engaño

Por Rodrigo Martín Seijas

Operation Fortune: Ruse de guerre
EE.UU., 2023, 114′
Dirigida por Guy Ritchie
Con Jason Statham, Aubrey Plaza, Josh Hartnett, Cary Elwes, Hugh Grant, Bugzy Malone, Eugenia Kuzmina, Peter Ferdinando, Lourdes Faberes, Sam Douglas, Aksel Ustun, Oliver Maltman, Vincent Wang, Ergun Kuyucu, Max Beesley, Kaan Urgancioglu, Conor MacNeill

Una misión, poca tensión

Con frecuencia en su filmografía, Guy Ritchie se muestra como uno de esos cineastas que necesitan demostrar algo -sea capacidad, adaptabilidad o astucia-, sea a los espectadores, a la industria cinematográfica o incluso a sí mismos. Esa necesidad de probarse a sí mismo lo ha llevado a realizar algunas películas muy atendibles (Justicia implacable, El agente de CIPOL, Snatch, cerdos y diamantes), unas cuantas discretas (las dos entregas de Sherlock Holmes, Alladín) y algunas definitivamente irritantes (Los caballeros, RocknRolla). Y en Agente Fortune: el gran engaño pareciera que quiere mostrarse capaz de hacer varias cosas, con resultados desparejos.

Es que el agente Fortune que interpreta Jason Statham luce como un James Bond adaptado a la mirada de Ritchie: igual de elegante y bebedor, pero al mismo tiempo mucho menos sofisticado, mucho más rudo y con un sarcasmo no tan grasa, aunque igual de agresivo. Pero al mismo tiempo, es integrante de un grupo de trabajo -del que también forman parte una especialista en sistemas (Aubrey Plaza) y un soldado todoterreno (Bugzy Malone), y que es supervisado por su jefe y contratista (Cary Elwes)- que hace acordar a los de Misión: Imposible, pero con un perfil bastante más realista. Aunque claro, la misión que les tocará (recuperar un dispositivo que se presume letal y que es codiciado por diversas fuerzas criminales) también implicará mascaradas y diversos engaños, en especial cuando deban obligar a una estrella de cine (Josh Hartnett) a trabajar para ellos. Esa mixtura entre lo individual y lo grupal atravesará a toda la película, que a lo largo de todo el relato dialoga con esas sagas -y eso hasta incluye a las novelas de Ian Fleming o las de otros espías, como Jason Bourne, además de la versión televisiva de M:I-, mientras intenta crear algo propio y mínimamente original.

Pero en Agente Fortune: el gran engaño Ritchie no se limita a intentar delinear su propio Bond y su propia Misión: Imposible, sino que busca repensar su propio cine -algo que ya había insinuado en Justicia implacable– y, desde ahí, exponer el artificio de la maquinaria hollywoodense. Por un lado, hay una construcción del relato que señala que estos agentes no son muy distintos a los pandilleros que integran los mundos criminales de films como Juegos, trampas y dos armas humeantes. Por otro, se explicita -incluso a través de algunos diálogos poco sutiles – que el espionaje es un juego actoral donde todos fingen ser alguien más y que se necesita de la puesta en escena adecuada para captar la atención del otro, sea un objetivo o un espectador. En un punto, lo que terminamos viendo es la que podría ser la primera entrega de una meta-franquicia, que cumple con todas las normas de las sagas de espionaje y la vez las desenmascara. 

En ese rizar el rizo, el personaje de Hugh Grant (un traficante de armas con gustos excéntricos, que incluyen una total fascinación por las estrellas de cine) es clave, a partir de cómo se convierte en el vehículo para transmitir ese posicionamiento, casi encarnando la mirada de Ritchie. Ese gesto narrativo -y hasta estético- termina siendo un tanto irritante: allí es donde surge la parte más canchera y sobradora del cineasta, esa solo preocupada por manifestarle algo al público y que descuida a los conflictos y sus protagonistas. A medida que se acumulan los minutos, Agente Fortune: el gran engaño pasa más a decir cosas -sobre los actos de espionaje o criminalidad, sobre la industria del cine, sobre los engaños y artificios- que a narrar una historia. Y eso la termina convirtiendo en un objeto superficial, ciertamente entretenido, pero también carente de un verdadero nervio, ese que necesita toda película que tenga a Statham en el protagónico.

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