Tiempo de balances (4), por Diego Kohan

Por Diego Kohan

El año que viene a la misma hora

Por Diego Kohan

Si hablamos de Cine, 2017 terminó peor de como comenzó. Nos quedan lejísimos Sin nada que perder, Hasta el último hombre y Manchester junto al mar, tres de los mejores estrenos (en Argentina) del año que se fue hace unos días. Después, la cosa vino en cuentagotas. Admito que desde hace un tiempo, y gracias al HD, veo mucho más cine pre 1990 que estrenos. Los estrenos cinematográficos, y esto es muy personal, cada vez son más una salida en cuanto entretenimiento, como ir a comer que una experiencia estética. Dejamos para ver en salas las películas que más tecnología requieren para su disfrute. Los que no vivimos de hablar sobre cine no podemos, o no queremos, ver cuatro estrenos semanales. Claro que nos gusta , no quiero decir que sólo asistimos –o asisto, me hago cargo- para ver tanques, pero sí admito que es un criterio que suele imponerse. Y no me parece ilógico. Porque además el cine (el de Hollywood, al menos) es eso más que cualquier otra cosa; no hablamos del ya conocido y establecido concepto de cine-evento (tan vigente), pero sí de la ausencia preocupante de producciones medianas. Vi en IMAX Dunkerque, de Nolan, y fue una experiencia tendiente a lo vacío; asistí a la recreación tipo parque de diversiones de una batalla bélica. Estoy bastante convencido de que les gustó más a los que no suelen apreciar a Nolan y menos a los que sí lo disfrutamos generalmente. Vi Thor: Ragnarok, que es directamente la parodia de Thor. O mejor dicho: pagué una entrada para ver cómo se gastaron millones y millones para que un director que detesta al personaje hiciera algo para no aburrirse. Vi a un personaje mítico y épico hacer chistes como si fuese Seth Rogen. Recuerdo que a los 30 segundos de película le comenté a mi acompañante que esperaba que no fuese así toda la película. Porque ahora además de predominar las películas-eventos se imponen las fórmulas comerciales de momento. A veces parece que esas grandes producciones obedecen a lógicas comerciales propias de un local de ropa o un kiosco; como el humor garpa, pongamos un poco de humor a todo; como Downey Jr es canchero y le va bien, que todos sean cancheros. “Ay, es una película de superhéroes, no te la tomes tan en serio”. Qué problema enorme contiene esa frase, tan escuchada –y celebrada- por algunos críticos o, peor aún, fans con datos de Wikipedia que ocupan lugares mediáticos para hablar de cine y series con más “onda”. No es que reclame solemnidad, pero quizás esa necesidad de comedia sea síntoma de otra carencia: la de no poder sostener el verosímil heroico para las nuevas generaciones sin reírse de él al mismo tiempo.

Siguiendo la línea superhéroes y comicidad, Spiderman: Homecoming es una muy buena película. No solo no le encuentro ningún punto débil, sino que en ella todo funciona. El humor cuaja, porque Spidey es un chico que debe crecer y aprender, y el humor forma parte de ese proceso de autoconocimiento; por ese motivo no se siente forzado.

Retomando el tema fórmulas, Guardianes de la Galaxia 2 es flojísima; de nuevo, la explotación de lo canchero, de los personajes graciosos, de la moda ochentosa, de la lógica de Kiosco. Cierro el tema megaproducciones de superhéroes nombrando a, quizás, la peor del año: Mujer maravilla. No se imaginan con qué expectativa la vi. Hasta había leído que era un ícono feminista. Insólito. Si no la vieron, vean el trailer y lean la sinopsis por ahí. En serio.

Celebro dos apuestas arriesgadas: Elle y Desearás. Distintas por donde se las mire y a la vez ambas tan intensas, arriesgadas, sólidas. De la primera me quedó dando vueltas la idea de que todo lo oprimido tarde o temprano explota, porque si no, te mata, como un veneno. El último rato de la película es para disfrutar como loco. La segunda es una locura, es una película que cuando la mencionás te obliga a poner alguna mueca, algún gesto producto de recordar algunas escenas o diálogos. Y la decisión de tener a Pampita como protagonista es algo más que una estrategia de marketing. Porque Desearás sin Pampita quizás ni se estrenaba, y porque ella asume un papel jugado al límite de la parodia, y sale entera.

No fue un mal año para el cine argentino más masivo; creo que hay que ver La Cordillera, El Candidato y El otro hermano. No todas me gustaron de la misma forma, pero pienso que todas aportan, todas tienen elementos que se disfrutan sin ser maravillosas. Aún no pude ver Zama. Es una pena. Mea culpa.

Confieso que me arrepiento de no haber votado a Logan como la mejor película. Quizás no lo es, pero es la que más felicidad me produce al pensarla, al recordarla. Es una obra maestra. No la vi en cine, y odié no verla en cine; la terminé llorando y con una alegría inmensa; excelente mix de road movie, western, post-apocalíptica; la mejor película de o con superhéroes que haya visto, junto a Batman: El caballero de la noche, aunque muy distinta. Debería verla otra vez.

Sin dudas la gran, gran, gran decepción del año es Star Wars: Los últimos Jedi. Cada vez que la pienso la detesto más. Rompieron todo. El despertar de la fuerza era hermosa, la vi más de una vez y siempre la disfruté, la noté sólida, meritoria en la preparación para el paso de antorcha, incluso. Aún siento tanta rabia que no sé por dónde empezar, no creo poder armar un texto coherente sobre el tema; pienso que lo que hicieron con Luke es una atrocidad (busquen el video de Hamill hablando sobre su papel…), que la película da vueltas y vueltas y termina en el mismo punto donde empezó, como una serie que tiene que llenar episodios, que el humor es un horror (¡hicieron que un general temible parezca un boludo!), que el personaje de Del Toro es un insulto al espectador, que hay unos pingüiños que no tienen otra justificación que vender muñecos. Ah, y la protagonista se hizo jedi leyendo sobre La Fuerza en Wikipedia, parece. ¿Es un enojo muy grande? Puede ser, pero no creo que desmedido. Le pego mucho al cine bosta de superhéroes (incluyo SW) porque soy muy fan en algún sentido, pero también amo al cine a secas. Y creo que antes de ser una película de personajes de comics, es una película, y que por ende hay reglas, pautas o criterios que les son comunes. Con este tipo de cine pasa como en otros ámbitos, donde la aceptación acrítica, la celebración fácil nos está llevando a un presente bastante pobre y poco esperanzador.

Temo que el año que viene pueda publicar este mismo balance sólo cambiando algunos títulos.

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