Tiempo de balances (6), Por Ignacio Balbuena

Por Ignacio Balbuena

Lo que (no) fue

Por Ignacio Balbuena

Este año finalmente pude poner en uso una herramienta muy útil para hacer listas de fin de año y los correspondientes balances. Me abrí una cuenta en letterboxd y anoté todo lo que vi. Por un lado me resultó útil: para hacer la lista de fin de año no tuve más que ordenar todo lo que vi por fecha de estreno reciente, fijarme lo que vi este año y las estrellitas que le puse a cada película. Fue útil para poner el año en perspectiva y no olvidarme de las películas que quise destacar pero también para darme cuenta de todo lo que tengo para mejorar en el 2018. Quiero decir, si mi lista de diez estrenos comerciales del año incluye tres películas de superhéroes, es hora de ir al cine y ver cosas que no sean blockbusters y películas de género. Más cine argentino, más cine que no sea americano. Por otro lado, muchos críticos señalaron 2017 como un año pobre en estrenos, pero aún con todas las cosas que me faltó ver siento que vi películas extraordinarias en el cine. Cosas de género y de autores nuevos como Huye! y Good Time, animé viejo (Akira, recordando la vigencia del cyberpunk) y animé reciente (Your Name), películas de autores consagrados como Ridley Scott (Alien: Covenant), y bueno, hay que reconocer que el cine de superhéroes tuvo un año extraordinario. Además de las tres grandes películas casi indiscutidas (Thor: Ragnarok, Spiderman: De Regreso a Casa, y Logan), estoy dispuesto a defender Guardianes de la Galaxia Vol 2 y  Mujer Maravilla. Y la casi desapercibida (u opacada por las idas y vueltas de Batffleck) Batman Lego es una joyita, la mejor película de Batman desde The Dark Knight. Los superhéroes, además, nos dieron este año una de las series de tv más originales y visualmente creativas de los últimos tiempos: Legion, de Noah Baumbach, injustamente olvidada en todas las listas de fin de año que vi. Junto con el season finale de la cuarta de Bojack Horseman, los mejores momentos de ambas series rivalizan mucho de lo mejor que hubo en el cine, con delirios formales llenos de emoción y humanidad. Y no lo destaqué en la lista para que entre Glow (pequeña gran serie de chicas superpoderosas) pero el episodio The Ricktlantis Mixup representó un salto cualitativo en Rick and Morty de proporciones épicas, en un episodio que mezclaba el existencialismo sci-fi de siempre con policial gritty y realista, intriga política, y un homenaje a Stand by Me (en un año que revisitó bastante esa película, con Stranger Things 2 e IT como manifiestos claros de retromanía).

Volviendo a los estrenos, durante mucho tiempo pensé que mi película del año iba a ser Baby Driver, devoto como soy del cine de Edgar Wright, pero no me gustó tanto como quisiera, aunque la volvería a ver varias veces. Lo mismo con Star Wars: Los Últimos Jedi, la esperé todo el año y dejó más dudas que certezas. El cine también puede fallar.

Tengo que aclarar que si hubiera hecho una sola lista integradora y no dos separadas hubiera puesto en los primeros puestos varias de las que estuvieron disponibles vía streaming (legal y por izquierda): Raw, de Julia Ducournau, es mi favorita del año con gran distancia, una de las pocas peliculas que realmente me sorprendió mucho y me motivó a verla varias veces casi inmediatamente después de terminarla por primera vez. En una de las mejores escenas de la película suena un tema que describe bastante al 2017: Despair, Hangover & Ecstasy. Raw merecía un estreno en una pantalla gigante y si vamos a comparar debuts de cine de terror, es infinitamente mejor que Huye!, que tuvo un consenso algo exagerado (la puse en la lista casi de compromiso, debería haber sido más honesto conmigo mismo y reemplazarla con Kong: Isla Calavera, por ejemplo).

Además Raw es un coming of age, género por el cual tengo debilidad, y por eso The Edge of Seventeen es sin dudas otra de mis películas del año (aunque ya se podía ver en torrent desde el año pasado, pero técnicamente se estrenó acá en el BAFICI). Brawl In Cell Block 99 seguro entraba en los primeros puestos también, y Tour de Pharmacy (un especial de tv de cuarenta minutos, pero no me rompan los quinotos, todo el mundo rankeó Twin Peaks: The Return entre sus películas) rivalizó en risas con The Disaster Artist, mostrando que la comedia mainstream americana tiene larga vida aún.

Y entiendo que esto es un balance del año en cine, pero hubo cosas para destacar en todos los ámbitos de la cultura pop: cómics (tengo buenos recuerdos de Black Widow, de Chris Samnee, y en mi lista de pendientes tengo Shade The Changing Girl y prepararme para Infinity War leyendo mucho a Kirby y Jim Starlin), libros (se editó en español otro de esos libracos de Simon Reynolds, esta vez uno sobre glam rock), videojuegos (un año histórico para los dueños de consolas de la generación actual, con juegos que se ven y se sienten como blockbusters de alto presupuesto como Horizon: Zero Dawn), y discos memorables tanto por la música (Lorde, St. Vincent, Drake) como por las cuestiones extramusicales: las trifulcas de Taylor Swift dieron como resultado un disco inusitadamente bueno y videoclips de Joseph Kahn que son como mini películas de Hollywood, como el homenaje a Ghost in The Shell que es casi mejor que la versión de Rupert Sanders con Scarlett. En resumen: en 2017 escribí 48 textos (acá y en otros lugares) y vi 127 películas diferentes (141 si contamos los visionados repetidos). Podría estar mejor, pero creo que tampoco está mal.

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