El gran movimiento
Elder llega caminando a La Paz con sus compañeros mineros para reclamar en vano por un trabajo. El joven padece una extraña enfermedad respiratoria y su agotamiento físico resume una suerte de desaliento colectivo. Durante un viaje en micro, la imagen de su rostro encapuchado a contraluz se convierte lentamente en una sombra gigantesca sobre la que la cámara comienza a hacer zoom. La inmensa ciudad surge como un rompecabezas imposible de resolver: un retrato caleidoscópico de la capital boliviana con sus fachadas geométricas, sus espejos deformantes y las omnipresentes obras en construcción que hacen llover piedras.