El vacío exotismo for export de La casa de las dagas voladoras (2005) del chino Zhang Yimou, la distinción maniquea y perversa que establece el mexicano A. González Iñárritu en Babel (2006), y el ideológico allanamiento de la diferentia que el británico D. Boyle propone en Slumdog Millonaire (2008), no son, o no son tan sólo, un ilusorio recuadro pastoril, y una maquiavélica estrategia para acceder a la Meca, y una confabulación gangsteril para vender más entradas de cine; aunque las tres vayan de la mano y la última sea la más permanente. Y, por supuesto, ¡no son tan sólo películas! Son también, y principalmente, formas de ver al mundo, de situarse en él, de hablar acerca de él. Y como las otras formas (Kiarostami y compañía) resultan ser más convincentes que éstas (Yimou y sus cómplices) al momento de interrogarnos sobre lo que significa estar junto a los otros en este apretado mundo, algo más debería agregar al respecto. La pantalla, algunas veces, oculta aquello que el cine siempre nos muestra.