Bafici 2022 – Diario de festival: Avec Amour et  Acharnement, El Desierto Rojo, Small Slow But Steady

Por Amilcar Boetto

La primer película que vi en el Bafici de este año fue la última de Claire Denis, Avec Amour et Acharnement. Una película que se siente muy chica por la poca cantidad de locaciones y de personajes. Denis comienza con una secuencia de montaje de la pareja protagonista de vacaciones. La secuencia es muy efectiva para que en muy pocos planos podamos establecer el amor que ambos personajes se tienen. Luego la película deliberadamente utiliza aquel arma para desarmar el amor a raíz de la vuelta de una persona del pasado. Como esperamos que suceda en una película de Claire Denis, todo se termina reduciendo a lo físico. La directora sostiene la cámara en las caras y los cuerpos de sus dos protagonistas (los impresionantes Vincent Lindon y Juliette Binoche), estira el corte y así podemos detectar el deterioro físico que el amor, o el desamor, está teniendo sobre ellos. El mayor problema de está película, curiosamente, coincide con el elemento formal que le da su mayor virtud. Y es que el hecho de que Denis haya sostenido tanto tiempo la cámara sobre sus actores, y a la vez les haya concedido tanta libertad interpretativa, por momentos termina haciendo caer las peleas de pareja en la redundancia y en la falta de dirección que, en este caso, lejos de provocar distintos niveles de intensidades y contrastes interesantes (como puede suceder en, por ejemplo, el cine de Cassavetes), se vuelven unidimensionales y redundantes.

Sin embargo, la película termina siendo una interesante experiencia acerca del costado oscuro de la pasión amorosa. Como si el amor fuese una cárcel en la que estamos condenados a pulular con momentos de intensa alegría seguidos de intenso sufrimiento. Lo genial de Denis siempre está en cómo traduce ambas intensidades al físico de sus actores y cómo los relaciona a ellos con la cámara, en este caso con un nivel de austeridad pocas veces visto en el cine de festivales actual (en este sentido me hizo acordar a la última película de Ferrara -Zeros and Ones- ya que ambos cuentan con planos decididamente mal iluminados y eso lejos de parecer una desprolijidad parece un acto de despojo de ambos directores hacia ciertas ataduras del cine, y del cine que ellos mismo hicieron en el pasado).

Más adelante en el festival, tuvo un encuentro con otra película sobre la imposibilidad de amar. En este caso fue la intransferible experiencia de ver El Desierto Rojo en el cine.

Como leí que alguien dijo, la película de Antonioni es un drama óptico, porque logra que lo narrativo y lo puramente óptico convivan en un mismo plano. O dicho de otro modo: vuelve pictórico lo narrativo y narrativo lo pictórico. El momento de los personajes congelados perdidos en el humo vuelve clarísima está observación: estamos en los ojos del personaje de Monica Vitti al mismo tiempo que estamos ante una imagen independiente de su mirada. La conocida observación de Pasolini sobre los cambios en la óptica (la utilización del teleobjetivo y el cambio de lente en un corte directo sobre el mismo plano) también rodean esta idea.

No puedo decir mucho sobre esta película que no se haya dicho o escrito, simplemente puedo decir una vez más que es inviable verla de otra forma que no sea en un cine, es inimaginable lo que se pierde viéndola sin ser proyectada, en la pantalla de un televisor o una computadora.

Otra película que vi en estos días de festival porteño fue Small, Slow But Steady. Una película sobre una boxeadora sordomuda (parece que es el tema de moda en el cine mainstream de prestigio –Coda, Sound of Metal-) que tiene una relación de profunda amistad con su entrenador, quien está atravesando una crisis personal a raíz de problemas económicos que lo llevan a cerrar su gimnasio. La película insiste mucho en mostrar a su personaje principal como alguien que se esfuerza mucho para conseguir lo que sueña. Hay una escena particular donde la exposición de esta idea ya es obscena que es cuando conversa con una compañera suya de trabajo (paralelamente al boxeo trabaja como personal de un hotel) que le pregunta porque no se tomó descanso después de la pelea y luego le termina diciendo estás loca por venir a trabajar después de boxear, tenés mucha fuerza de voluntad.

No hay mucho más en la película que una serie de personajes queribles queriéndose entre sí y enfrentando conflictos más grandes que ellos (la economía, boxear siendo sordomuda) que en realidad sólo aparecen en el momento en que la película decide que ya no quiere que esté todo bien. Porque hasta el momento en donde cierran el gimnasio, la película no construye eso como un problema que afecte a los personajes, sino que se concentra en filmar entrenamientos, o cenas, o charlas en donde se demuestra el afecto mutuo de los personajes (que encima luego será reforzada con alguna secuencia de montaje-flashback).

Hubiera sido un poco más interesante que la película se decida totalmente a ser una película de boxeo, porque los momentos de las peleas si despiertan mucha atracción sobre todo a raíz de la sordomudez de la protagonista y como esto la afecta para boxear.

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