Black Adam

Por Varios Autores

EE.UU., 2022, 125′
Dirigida por Jaume Collet-Serra
Con Dwayne Johnson, Sarah Shahi, Pierce Brosnan, Viola Davis, Aldis Hodge, Noah Centineo, Chico Kenzari, Quintessa Swindell, Uli Latukefu, Bodhi Sabongui, Mo Amer, Tang Nguyen, Joseph Gatt, Angel Rosario Jr., Chaim Girafi, Jalon Christian, Cameron Moir, Rahiem Riley, Tre Ryan, Stephan Jones, Donny Carrington, D.J. Stavropoulos, Odelya Halevi, Natalie Burn

Al diablo con la posteridad

FK: Cuando terminamos de ver (pero también desde el comienzo) Black Adam nos quedamos con una impresión similar a la de estar frente a un adicto que vuelve a las mismas costumbres porque no las puede abandonar. Vuelve a repetir los mismos errores porque no los puede evitar. El problema es que BA desde Warner (que ya tiene una larga lista de errores, pero de otro orden) replica casi paso a paso los mismos errores de Marvel en su etapa de cesión de derechos a Fox (circa 2000-2007). Lo que me lleva a preguntarme: en serio esta gente quiso hacer una película sobre un grupo hermoso como la JSA (Justice Society of America, para mas datos ver aquī:), como para intentar formar una suerte de reboot de los personajes de DC pero al estilo Avengers, es decir, con personajes que estaban olvidados, desgastados, olvidados en el tiempo, como Dr Fate, Cyclone, Atom Smasher y Hawkman, pero la encaran como si fuera la Liga extraordinaria (la berretada querible de inicios de los 2000s con Sean Connery)? Me provoca un morbo gigantesco pensar qué les pudo haber pasado por la cabeza como para haber tomado tanta cantidad de malas decisiones. Es como si no comprendieran que, a diferencia de Marvel, que puede seguir dilapidando su dinero en procrastinación hasta el pròximo megaevento de Avengers con la tanda de The Kang Dinasty y Secret Wars (aunque para 2025 quizás sea demasiado tarde y hayan perdido una enormidad de apoyo si siguen haciendo las pavadas que están haciendo para plataformas, solo por apuntalar los eventos de cine), Warner (DC) no está en condiciones de perder tantos personajes en tan poco tiempo. O ponen un responsable con un plan detrás, en serio, o vamos a ver una nueva pendiente hacia un nuevo fondo de olla. No obstante debo decir que es tan mala que me resulta saludable esa falta de miedo y cálculo

RMS: A mí me pasa que no tengo mucho conocimiento sobre los cómics y, por ende, sobre la Sociedad de la Justicia, pero sí coincido en tu observación de las adicciones, que aunque suene exagerada no deja de ser acertada. Y es pertinente la comparación con el Marvel de los tiempos en que Fox tenía la mayoría de los derechos. Lo que sí, creo que en verdad hay miedo y cálculo, que esa es la base para tantas explicaciones que hacen que el relato de Black Adam sea más un trámite de la ANSES que algo similar al cine. Detrás de eso, está la falta de identidad de DC: ¿hacia dónde demonios va ese universo? ¿Cómo conviven el Batman de Robert Pattinson, la Mujer Maravilla pergeñada por Patty Jenkins, lo que hace James Wan con Aquaman, la propuesta de James Gunn con El Escuadrón Suicida, el Guasón de Todd Phillips? ¿Qué papel juega Superman o la Liga de la Justicia? ¿Y Shazam? A Marvel se le pueden reprochar muchas cosas, pero es innegable que hay un plan claro detrás. En DC no, y esa necesidad de explicar y prometer cosas para los próximos años anulan toda chance de una mínima personalidad. Por eso Jaume Collet-Serra (un artesano interesante y con algunas huellas autorales) queda totalmente anulado y Dwayne Johnson vuelve a perder otra oportunidad de hacer una película que lo termine de consolidar como estrella creativa y protagonista.

FK: Es que me obliga a preguntarme si detrás de todo esto está la autoconciencia juguetona de Aquaman y Shazam. Y obviamente la respuesta es no porque el humor aquí tiene la sofisticación de una visita de Mariachis en un velorio. No hay tampoco delirio como en The Suicide Squad de Gunn. No hay solemnidad como en la Batman de Reeves ni pretensión de comentario político como en Joker. Pero al mismo tiempo hay un 1% de cada una de esas cosas por separado pero visto a la luz y perspectiva de los fracasos colorinches de Fox. Entonces hay, en efecto, en algún lugar en el fondo de todo este descalabro, alguna conciencia de lo realizado. No me importa si Collet Serra es autor o no en este caso, porque como bien decís, no se nota. Ni esa mirada auroral ni la de The Rock. Es una película anónima hecha casi por un algoritmo. Pero su vitalidad (fracasada) es lo que me invita a pensarla desde otra perspectiva, como si el cine de superhéroes también pudiera ser esto, es decir, una sucesión de fracasos más o menos conscientes que develan la incapacidad de organizar una mirada a futuro. Hay algo en ese movimiento suicida de Warner-DC que me obliga a pensar fuera de la caja una y otra vez. Hay un estímulo para pensar, algo bien distinto a la especulación. Creo que es el único motivo por el que cada vez que se estrena algún eslabón perdido (porque no sé cómo llamarlo sino) de este caos que es DC-Warner me acerco a ver. Pero olvidemos todo este asunto de fracasos y negocios. Pregunto: en serio hay una voluntad de crear una suerte de héroe tercermundista??

RMS: Para mí que lo de Warner y DC es un ejemplo claro de cómo los problemas corporativos terminan afectando lo artístico tanto a nivel particular como general, con tensiones constantes. Entonces tenemos películas interesantes como Aquaman, Joker o El Escuadrón Suicida, o fracasos rotundos como el Escuadrón Suicida de David Ayer, Liga de la Justicia y ahora esto, donde lo único realmente bueno es comprobar, una vez más, que Pierce Brosnan ha alcanzado una madurez actoral que le permite sacar agua de las piedras. El resto es la nada misma. Y eso incluye ese intento de construir un héroe tercermundista, pero con una mirada donde prevalece el exotismo: es decir, un héroe de ese Tercer Mundo plano y sucio que les gusta pensar a los yanquis. En eso parece una película de acción de los ochenta: incluso podríamos ver a este Black Adam como una actualización del John Matrix que encarnaba Arnold Schwarzenegger en Comando. El gran problema es que no hay una verdadera vocación por el ridículo, la autoparodia y la sátira: todo es solemne, el humor es forzado, todo se está explicando constantemente. Y eso convierte al film en una versión apenas mejorada de lo que hizo en su momento Ayer.

FK: Exactamente por todo eso que pensás, que la convierte en un bodriazo irrefrenable que pide ser pasada de largo, es que me interesa pensarla. Es como si tanta mala elección junta, en el fondo, también pudiera aportar algo al género (dicho sea de paso: algo similar le pasó al terror entre los 40s y los 50s y en los 80s, la multiplicación por repetición necesita de metidas de pata monumentales que aceleran un proceso que sino podría extenderse mucho más). En este caso este tercermundismo insultante por donde se lo vea combinado con Pierce Brosnan logrando que el mayor de los absurdos lo vuelva querible (hicieron mierda a Dr Fate, un personaje maravilloso!) tiene que tener alguna consecuencia. Quizás debamos empezar a darle la posibilidad al ridículo sin sátira ni autoparodia ni conciencia ni autoría. El ridículo del fracaso y la muerte como punto de partida y de llegada. Hay algo en eso que permite ver a todo este mamarracho ya no desde la sensibilidad trash (es tan mala que es buena: para eso googleen Justice Leage Of America, de 1997, una de las cosas más impresentables de la historia), sino desde una suerte de post-trash. Aquí hay desecho caro, no hay baratijas. Lo que me hace repensar en la conciencia detrás de esto. Y si en el fondo no hay, por qué no, también una especulación. Como si, citando a Hannah Arendt, WB-DC se estuviera dando a luz a sí mismo una y otra vez. Como si naciera y muriera en cada nuevo proyecto. Como si fuera un atentado anti-capitalista contra sus propios beneficios. Insisto: es tan destructivo todo lo que vemos (la tensión sexual falsa entre Cyclone y Atom Smasher, la relación de amistad viril entre Hawkman y Dr Fate, los one-liners envejecidos de The Rock) que me cuesta mucho pensar en la improvisación. A su vez WB-DC no puede seguir archivando y desechando proyectos (ya lo hizo con Batgirl y estuvo a punto de hacerlo con The Flash de Andrés Muschetti). Ahora bien, si todo fuera producto de un gran error e improvisación, entonces quizás todo esto sea una gran ayuda para que el género o bien evolucione o bien se agote a sí mismo con mayor velocidad. No sé, tanto mal me hace ponerme optimista.

RMS: Debo decir que me cuesta ser optimista, aunque hay antecedentes que invitan a eso: para que exista el Marvel de hoy, tuvieron que existir películas inmirables como Daredevil y Elektra, y lo mismo se puede decir respecto a Batman y Robin y El caballero de la noche. Lo cierto es que hay efectivamente, una constante muerte y renacimiento, como si Warner y DC hubieran armado un laboratorio donde se fabrican seres descartables, que a veces se parecen bastante entre sí y otras veces no tanto. No hay improvisación, sino experimentos fallidos y un plan de largo plazo que a cada rato se modifica en base a los resultados de corto plazo. Pero me cuesta ser optimista como vos, no veo muchas chances de que este proceso autodestructivo sirva para encontrar un sendero razonable en algún momento.

FK: No creo que en lo inmediato salga algo razonable. Pero creo que puede haber una depuración. Tampoco sé si llegará a tiempo. Pero hay vida, en alguna medida. Es, a su manera, una parábola capitalista de fracasos y triunfos, la que se va decantando de todas estas barbaridades. En seis años se cumplirán 20 de la reiniciadora de la saga más exitosa de superhéroes, la que comenzó con Iron-Man en 2008. Pero recordemos que, desde los seriales cinematográficos, las series y los telefilms hasta Superman (1978), el género probó cosas cincuenta veces. Con Superman, Batman, Spiderman, Hulk intentaron otras tantas. Con X-Men y las Batman de Nolan lograron mejorar la recepción de público y crítica, pero el plan siempre fracasó. Con Fox detrás fue un desastre casi siempre. La pregunta es simple: ¿qué le hace otra mancha al tigre? O bien que en un poco más de un lustro el género (al menos en Marvel) cumpla con esa regla que indica que para ser un género tenéis que tener la continuidad de una generación. O bien que todo esto haya sido un chiche caro, una anomalía en la historia del cine que el polvo se ocupará de poner en su lugar. Desde su fracaso repetitivo, creo que WB-DC va a terminar encontrando algo. Y quizás Marvel no pueda encontrar nada nuevo. O al menos nada bueno. Black Adam es la confirmación de que universo cinematográfico, autor y actores no configuran nada más que constelaciones. Y que en el fondo las constelaciones son armados simbòlicos que le damos a las estrellas para que nos provean alguna clase de respuesta al caos y el azar.

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