Amor de vinilo (Juliet, Naked)
Estados Unidos, 2018, 105′
Dirigida por Jesse Peretz.
Con Rose Byrne, Ethan Hawke y Chris O’Dowd.
Corazón
Por Ignacio Balbuena
Faltan películas como Juliet, Naked en la cartelera. Películas de amor, sencillas y sin pretensiones, pero encantadoras en esa simpleza. Juliet, Naked -me niego a nombrarla con el nombre espantoso que le dieron acá, Amor de Vinilo-, es una comedia romántica clásica, que adapta uno de los mejores libros de Nick Hornby, el autor de About a Boy y High Fidelity. Como en esta última, hay un personaje masculino con una obsesión poco sana por la música. O más bien, obsesionado con un músico en particular, un cantante alternativo con un único y genial álbum que luego procedió a desaparecer. Lo notable de Juliet, Naked es que pone el punto de vista y el protagonismo en el personaje de Rose Byrne, Annie, en vez de centrar la historia una vez más en un man child de mediana edad en crisis. Bueno, en rigor, en esta historia todo el mundo está más o menos en crisis. Annie resiente a su novio Duncan por poner más pasión en su fanatismo por el músico de culto Tucker Crowe que en su relación, y empieza a arrepentirse por no haber tenido hijos. Rose Byrne es la actriz ideal para el papel, brindando la cuota justa de delicadeza y naturalismo y sin caer en el resentimiento que bien podría tener el personaje.
Duncan, un también perfectamente casteado Chris O’Dowd en el papel de un nerd musical infinitamente menos canchero que el Rob Gordon de John Cusack, está más o menos satisfecho con su vida. Da clases de televisión en la universidad y dedica su tiempo libre a mantener un foro de Tucker Crowe, en el que debate constantemente con otros nerds musicales como él. Todo cambia un poco cuando aparece una colega que empieza a demostrar algo de interés romántico en él, y entonces sobrevienen la infidelidad y la crisis de pareja. En realidad ya había empezado, cuando Duncan recibe por correo una copia de prensa del último disco de Tucker Crowe, una versión de demos inéditos de su (al menos para Duncan) obra maestra Juliet. El disco, lleno de versiones sin terminar y más crudas de los temas originales, se llama como la película: Juliet, Naked. Annie lo escucha primero, lo odia, y se une al foro exclusivamente para criticar el disco, acaso motivada por el hartazgo de que Tucker Crowe ocupe un lugar más prominente en su vida que ella misma.
Y ahí entra en escena el músico, que le contesta la reseña por mail a Annie. Ethan Hawke es el tercer gran acierto de casting de la película. Parece haber nacido para interpretar a un padre rockero venido a menos. Un montón de fotos de Ethan Hawke fachero y joven a los veintipico llenan las paredes de Duncan, y el Ethan Hawke de cuarentaylargos aún conserva bastante de ese encanto, pero también tiene algo de pendeviejo insoportable. Algo gordo, desaliñado, vago, y con una familia dispersa, llena de ex-novias y ex-esposas que lo odian, y varios hijos que lo resienten o directamente no lo conocen. Su hijito Jackson, al que crió por su cuenta en el garage del fondo de la casa de una ex, es, según sus propias palabras, su última chance de vivir bien su vida, después de desperdiciar años en el rock, las drogas y el alcohol. Así, en el medio de sus respectivas crisis, Annie por no tener hijos, Tucker Crowe por tener demasiados y eludir la responsabilidad, ambos se encuentran, y empiezan un cortejo por mail. La película resuelve esto mediante montajes y narración en off de ambos personajes leyendo esos mails. No es demasiado elegante el coqueteo vía el tactactactac de las manos en el teclado o el celular, pero las voces de los personajes y su encanto natural alcanza para resolverlo. Ese es el principal mérito de la película, que ya estaba en el libro. Los personajes son palpables, reales, humanos en sus conflictos. Las historias de Nick Horny siempre tienen la proporción perfecta de wit y melancolía. Poco importa que la puesta de la película sea extremadamente sobria, apenas correcta, o que incluso la historia, a grandes rasgos, sea una que ya hayamos visto antes. La prosa original de Nick Hornby delineó perfectamente a estos personajes, y esta versión live action parece haber surgido de forma absolutamente natural del libro, como si ninguna otra versión fuera posible para la pantalla.
Obviamente, en el libro hay más detalles, más personajes, más situaciones. La película funciona como una versión más sintética, como más aerodinámica. Tal vez el personaje de Duncan quedó un poco desdibujado, pero no importa demasiado. Juliet, Naked es la historia de la relación que surge entre Annie y Tucker Crowe, o ni siquiera, es la historia de Annie sola, redescubriendo su vida, y escapando de ese pueblo costero de vida suburbana pedorra. Hay también algunas cuestiones típicas de Nick Hornby, como varias escenas musicales (una con Ethan Hawke tocando en Rhodes una versión de los Kinks se destaca, y la voz para nada virtuosa de Hawke incluso resulta un plus), y también la obsesión por la cultura pop del personaje de Duncan, que persiste incluso cuando el encuentro con el ídolo resulta menos que satisfactorio. Si bien la película está hecha para construir ese encuentro inevitable entre las tres partes, Duncan queda más o menos al margen, y tanto su encuentro con Tucker Crowe o (spoiler alert) su eventual separación definitiva de Annie se resuelven en pocas escenas. Hay también un cambio respecto del texto original hacia el final, que se resuelve de forma menos ambigua. Pero después de ver a Annie luchar contra la frustración de diversas formas, resulta satisfactorio verla salir bien parada y en busca de nuevas oportunidades. Juliet, Naked tal vez no sea una película esencial para el género, pero en este panorama despojado de películas para adultos de presupuesto medio, con historias de amor pequeñas, casi austeras en su sencillez, Juliet, Naked es una película para no dejar pasar.
