Beavis y Butt Head recorren el universo

Por Federico Karstulovich

Beavis and Butt-Head Do the Universe
EE.UU., 2022, 86′
Dirigida por John Rice & Albert Calleros
Con voces de  Mike Judge, Andrea Savage, Jimmy O Yang, Gary Cole, Tig Notaro, Chi McBride

Despiertos para ponerla

La rubia tarada, bronceada, aburrida
Me dice: ¿Por qué te pelaste?
Y yo: Por el asco que dá tu sociedad
Por el pelo de hoy ¿cuánto gastaste?

Un pseudo punkito, con el acento finito
Quiere hacer el chico malo
Tuerce la boca, se arregla el pelito
Se toma un trago y vuelve a belgrano

Basta, me voy, rumbo a la puerta
Y después al boliche a la esquina
A tomar una ginebra con gente despierta

La rubia tarada, Sumo
  1. Comenzamos mal con la traducción del título original al español, que neutraliza el juego de palabras del original: el do the universe dista bastante de recorrer, a lo sumo que, siguiendo a Antonio Machado, pensemos que se haga camino al andar. Por el contrario, ese do the universe suena mucho mas a se cogen al universo, acaso bastante más consecuente con el verbo, con la acción que devela a los dos boludones que Mike Judge inventó en los 90s, ponerla. Entonces Beavis y Butt Head se la ponen al universo no solo suena bastante más old school y menos preocupada por la incorrección política del falocentrismo y bla bla bla, también suena más coherente y querible para con sus personajes, a los que no desprecia, sino que, los quiere tanto, que los acompaña todo el tiempo.
  2. Mike Judge no filma (porque no dirige), pero a la vez mantiene un claro control detrás de todo el asunto. Entonces aunque no filme, es responsable de una relectura salvaje de otros directores que si decidieron que la historia prosiguiera para aggiornarse a los nuevos malos tiempos. Judge, que filma (o no filma, pero se responsabiliza) como si no hubieran pasado 26 años en el medio respecto de Beavis y Butthead se hacen la América -más de un cuarto de siglo, la puta madre-, reescribe Tonto y Retonto (que cumple 28 años), que a su manera releía y reescribía a otras sátiras previas (hay algo de Desde el Jardín, con Peter Sellers, pero si sumamos a Sellers, algo de La fiesta inolvidable, y la lista puede seguir y ramificarse por Jerry Lewis y otros, pero no busquemos legitimar a los dos bastardos que no tienen madre ni padre). Gran punto de partida.
  3. B&BDTU (vamos a dejar esas siglas del idioma original) es notable no solo porque es una gran comedia, sino porque el contexto que la recibe es tierra arrasada. Es altamente probable que la misma película pergeñada un cuarto de siglo atrás no hubiese tenido el mismo impacto, ya que muchas de sus compañeras de generación se podían preciar de un mayos salvajismo para un montón de cosas, quizás porque el futuro estaba a la vuelta de la esquina y las libertades estaban lejos de perderse a manos de la conveniencia política del mercado de la inclusividad (y pensar que ver a Snake Plissken quejándose sobre las prohibiciones en Escape de Los Ángeles, de 1996, del anarquista Carpenter, nos resultaba una exageración).
  4. Pero B&BDTU es una gran comedia por mérito propio, no solo porque el panorama oscila entre lo sombrío, lo triste, lo chato y lo patético del consenso. Beavis y Butthead no quieren consensuar con nadie, quieren ponerla. Y como buenos anarquistas -que sean voluntarios o involuntarios poco importa- se la ponen a todo aquello que tenga forma de poder mínimamente establecido: instituciones varias, la NASA, las universidades con sus teorías de micromundo encapsulado y estupidizado, la corrección condescendiente con todo lo que huela a teoría LGTTBQ+. A todos ellos y más, Beavis y Butthead se la ponen. Pero curiosamente no logran coger con nadie, porque la película comprende que coger con alguien es una cosa, pero ponérsela a todos los sistemas del multiverso, eso si que es otra cosa bien distinta. Porque ponérsela resuena al Stick it to the man de Escuela de Rock (en ese caso deberíamos traducir esa frase por meterle el dedo en el culo al poder). Bueno, en tren de que la acusen de homofobia con una miopía manifiesta, Beavis y Butthead se la ponen, le meten el dedo en el culo a los varios poderes en escala macro y micro (pero también se la ponen, es decir, se dan de lleno la pera en el suelo). Y lo sacan embarrado, como tractor en día tormentoso, empantanado en la cuneta, para decirlo con elegancia. Será por eso que B&BDTU desarrolla algunos de los mejores chistes con mierda del año? Todo conecta con todo, en todas partes, todo el tiempo, como los multiversos de mierda.
  5. Y los multiversos también caen en la volteada (para seguir usando términos pasados a desuso por ofensivos). Los que seguimos un poco la pavada multiversal que Marvel y otros han convertido en un pleno de negocios infinito, lleno de crossovers y cosas varias, disfrutamos que B&BDTU también se la pongan sin anestesia alguna al sistemita de multiconsumo. Con esa excusa utiliza sabiamente los viajes en el tiempo, los viajeros de otras dimensiones, los sueños perdidos de coger con alguien en el multiverso que sea posible y luego de elaborar ese alimento lo regurgita mostrando que con la misma capacidad de viajes se pueden hacer cosas más divertidas, sabias, salvajes y descontroladas en vez de cosas adaptadas a los tiempos en los que nadie puede ser sujeto de ofensa por la sátira, una de las variantes de la comedia que peor envejeció en los últimos 20 años. Necesitábamos de los viajes en el tiempo para poner en evidencia la imposibilidad del presente? Evidentemente si. Por eso los chistes sobre celulares, pagos con aplicaciones, white men privilege y otros tantos son tan buenos. Porque tenemos con qué contrastar.
  6. B&BDTU son un espejo, pero no del estilo que pedía Sthendhal. Aquí no hay ningún camino por el cual transportarlo. No hay ningún universo para recorrer. Lo que hay es un contraste tan grande y triste ya no con aquello que fuimos (no seamos tan reaccionarios que todo tiempo pasado no es necesariamente mejor), sino con lo que pudimos haber sido antes de llegar adonde estamos hoy. Hoy el continuose del empezose (Mafalda, lectores) no fue por el camino que parecía, sino que tomó el atajo más ideocrático (busquen La idiocracia, también de Mike Judge) y no el que nos iba a hacer más libres, sensibles, capaces de reírnos de nosotros mismos sin regulación alguna. Al final, B&BDTU terminó siendo una película más triste de lo que hubiéramos deseado constatar.

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