Boda sangrienta

Por Ignacio Balbuena

Boda sangrienta (Ready or Not)
EE.UU.-Canadá, 2019, 95′
Dirigida por Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett.
Con Samara Weaving, Mark O’Brien, Henry Czerny, Andie MacDowell, Nicky Guadagni y Adam Brody.

Simplemente sangre

Por Ignacio Balbuena

Por si algún despistado arranca a ver Ready Or Not sin haber visto ningún material de promoción previo, la película se ocupa de clarificar como viene la mano ya desde el plano que abre la película: un paneo lateral en el que vemos varias cajas con títulos ominosos. Los dos primeros básicamente cuentan la premisa de la película: ‘Ritual Familiar’ y ‘Consejo Secreto’. Se trata de los títulos de dos juegos de mesa que forman parte del imperio (o dominio, como le gusta decir a ellos) de la familia rica y maligna que se nos presenta en este pequeño ejercicio de género que la traducción vernácula dio en llamar Boda Sangrienta (por si hacía falta aclarar la premisa todavía más).

Boda Sangrienta Crítica 2019

De todas formas, estos pequeños textos que aparecen de costado y al pasar se complementan con la primera secuencia importante de la película. En ella vemos a dos niños escabullirse a través de una mansión llena de pasillos y pasadizos secretos hasta que aparece un pobre hombre con un par de flechazos en los miembros inferiores. Pide auxilio a una mujer que aparece vestida de novia, que no puede hacer nada ante una pequeña turba iracunda que se lleva al herido fuera de escena, presumiblemente para hacerlo parte de ese ‘ritual familiar’ que mencionaban los board games del plano que abría la película. 

Corte a 30 años después y tenemos a nuestra scream queen, Samara Weaving, interpretando a la protagonista de la película que pasará de la boda al sangriento ritual en una concisa hora y media. Es realmente algo para agradecer esa duración, en estos extraños tiempos en donde la gente se rasga las vestiduras por la duración de una épica de gángsters y propone tutoriales para separar películas largas y hacerlas pasar por miniseries (si, aunque ud no lo crea esto existe). A todo ese grupillo confundido habría que recomendarles esta película, que hasta viene con su escena introductoria de ‘esta es una película de terror donde habrá gore, lío y cosha golda, ustedes tranquilos’. Y así como a mediados de año tuvimos a Infierno en la tormenta (sobre la que escribimos aquí), esa maravillosa creature feature de Alexandre Aja donde una chica y su padre se enfrentaban a un grupete de cocodrilos asesinos, acá tenemos a una chica recién casada tratando de evitar que su familia política la encuentre en una cacería humana para hacerla víctima de un sacrificio satánico. No, no hay metáfora. Son películas de una literalidad y materialidad feliz. Y eso también se agradece.

Ready Or Not 2019 1 2

Como muchas películas de terror (de las populares y ‘berretas’, no esas pretenciosas, solemnes y arty, que son mucho ruido y pocas nueces), debajo de esa superficie lúdica y sangrienta, hay un costado satírico extra. Así es, Boda Sangrienta es una película sobre una familia secretamente satanista a la vez que obsesionada con arruinar el casamiento de uno de sus hijos con una posible buscadora de fortunas, pero es también es un rabioso manifiesto en contra del 1% de la población, es decir, el sector más acaudalado. Ningún rico queda bien parado en esta película: El padre es un continuador del legado ocultista de un antecesor que reemplazó el sueño americano por un trato con el diablo, la madre (Andie Mac Dowell, otorgándole a la película algo de legimitidad, presumiblemente) da consejos de cómo incorporarse a la familia sin tener sangre azul, conciente de que ella a su vez también fue tratada como intrusa pero ahora firmemente integrada a la lógica familiar de consumo (literal) de cuerpos ajenos. Novixs para el sacrificio, sirvientes, familiares alineados: nadie importa, todo es carne para el gran asador que es el status de familia por sobre todas las cosas. Allí está el personaje de la tía para comprobarlo, esa novia joven del flashback que aparece hoy como una anciana convencida de que sacrificar a su joven marido fue la mejor opción para preservar la sangre y el destino de grandeza de la familia. Ahora bien, no todo es villanía. Otros miembros de la familia son simplemente adictos bobos y eufóricos con mala puntería, gorditos ridículos que buscan tutoriales para manejar una ballesta en medio del bolonqui, o simplemente apáticos alienados por el uso y abuso del alcohol. Todos arrastrados a un ritual en el que nadie termina de saber a ciencia cierta si traerá las consecuencias previstas o no, pero si convencidos de que mantenerlo vivo es la única forma de conservar y expandir el imperio familiar. 

La mencionada Samantha Weaving es una verdadera protagonista de armas tomar. Al poco tiempo de empezada la película tiene un traje de novia con la pollera rota, escopeta en mano, vistiendo el cinturón de municiones cruzado alrededor del pecho, con unas zapatillas tipo Converse que le otorgan un look canchero y badass. Hasta ella misma se sorprende cuando se ve al espejo. En alguna medida nosotros nos vamos sorprendiendo junto a ella. Vamos descubriendo ese infierno familiar con y gracias a ella.

Ready Or Not

Eso sí, a pesar de un par de disparos y hachazos al rostro seguidos de sonidos de gargantas regurgitando, Boda Sangrienta se queda un poco corta con el gore. Y quizás con la mirada retrospectiva incluso su violencia pueda parecer algo pasteurizada. Es una película que por la naturaleza misma de su premisa pedía algo más de salvajismo. Pero tonalmente, elige acercarse más al terreno de la auto-parodia que del gore (y el rape and revenge) puro y duro. Esa autoconciencia hace que el aspecto satírico no sea tan incisivo ni la violencia sea tan brutal. De todas formas, Samantha Weaving es una final girl carismática y ese aspecto se vuelve central para construir momentos genuinos de tensión, en particular cuando el uso del sonido y la luz intentan crear un clima más acorde a la situación de juego siniestro que la película propone. Alex, el personaje del novio, también tiene sus propios family issues a resolver, y la tensión entre su recién formado matrimonio y los pecados familiares del pasado forman parte de su propio y algo inconcluso arco dramático del personaje. Igual que una backstory de Grace en torno a ser adoptada y encontrando finalmente una familia propia, este aspecto de Boda Sangrienta es de los menos interesantes. Y eso se debe a que en esos momentos de tridimensionalidad pretendida es en donde la película se aleja de cualquier espíritu pulp y superficial que podíamos reconocer a primera vista. Esa clase de subtramas son las que quitan tiempo a las set pieces violentas y las persecuciones, que es en donde la película reconoce su origen e identidad.

Quizás su comentario social sobre lo horrible e incompetente que es la gente rica es menos ingenioso de lo que la propia película cree que es, pero al menos el explosivo (pun intended) final y las imágenes del cierre lo compensan. Boda Sangrienta seguro no le cambie la vida a nadie. Ni siquiera creo que llege a colarse en listas de fin de año (bueno, quizás en la lista de subvaloradas, quien sabe), pero resulta una bocanada de aire fresco entre tantas películas prestige sobre mafiosos crepusculares y matrimonios neoyorkinos.

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