Cielo de medianoche

Por Sergio Monsalve

The Midnight Sky 
EE.UU., 2020, 118′
Dirigida por George Clooney
Con George Clooney, Felicity Jones, David Oyelowo, Demian Bichir, Kyle Chandler, Tiffany Boone, Caoilinn Springall, Ethan Peck, Lilja Nótt Þórarinsdóttir, Tia Bannon, Sophie Rundle, Tim Russ, Miriam Shor, Jill Buchanan, Kishore Bhatt, Bharat Mistri, Natasha Jenssen, Olivia Noyce, Edan Hayhurst, Atli Oskar Fjalarsson, Grant Crookes

Una extinción silenciosa

George Clooney fue el símbolo cool de la generación X en los noventa. Hollywood le tenía reservado un cupo en su galería de estrellas clásicas, cinceladas con el martillo de la caja de herramientas de Hawks y Ford. Los directores instrumentaban su sonrisa pícara de Dean Martin, su estirpe de Rat Pack, su perfil romántico de Clark Gable.

Con el transcurso de los años y las canas, el actor adoptó un discreto perfil autoral de Robert Redford y Clint Eastwood, protagonizando films concienciados, crepusculares y melancólicos, aptos para conquistar el Oscar. La academia premia su progresivo desencanto político en Syrana, como actor secundario, y en Argo, como productor. Antes lo nominan y le niegan la estatuilla por Buenas Noches y Buena suerte, su mejor película en rol de director, así como lo postulan por sus papeles en Los Descendientes, Michael Clayton y Up in the Air

La obra del realizador puede entenderse globalmente, entre su carrera delante y detrás de las cámaras, salvando las distancias. Haciendo un paneo general por su filmografía, observamos que la asimetría ha sido su divisa. A veces sorprende al mainstream con un título como Confesiones de una mente peligrosa, en otras juega a defraudarnos mediante proyectos menores del calibre bajo de Suburbicon y The Monuments Men

Si somos estrictamente rigurosos, debemos afirmar que la suya es una trayectoria en declive, al menos en el plano objetivo de la creación audiovisual, donde los redactores de la revista hemos tenido que sufrir para terminar de ver Cielo de Medianoche, una suerte de melodrama sci fi de Netflix, al borde de un precipicio de citas y autoplagios mal digeridos, cual potaje de La Cosa, 2001 -con inclusiones progres de mujeres empoderadas y minorías-, soledades oníricas de Solaris, ciencia ficción costumbrista y condescendiente de autoayuda que conecta con Gravedad, misiones imposibles con defectos especiales en el Polo Norte y más de la pornografía sentimental de la distopía americana, tras un apocalipsis culposo y pseudobíblico. Una delicia de influencias.

La historia dialoga con los aislamientos y las preocupaciones de la cuarentena, amén de un escenario de desastre, estallido de plagas, confinamiento y posterior refugio o abandono del planeta tierra. 

En el medio de todo, George quiere simbolizar la decadencia del hombre blanco maduro, a través de la alegoría gruesa de un señor enfermo y dializado, quien para redimirse del error humano, desea consumar una última buena acción en su jornada laboral, como vigilante de una estación nevada, cuyas ondas quieren establecer contacto con unos astronautas de regreso a casa por la ruta del espacio sideral. 

Tenemos dos bloques separados, el del náufrago que protege el faro en la tierra, el de los tripulantes de una nave multiétnica, tipo Star Trek, que desconocen el fin de la civilización. El caso es que George quiere advertirles que no hay mucho que buscar en nuestro mundo y que mejor que emprendan la retirada, para descubrir un destino en otro planeta. Lo de Clooney, entonces, asume el tinte de un sacrificio que espera y anuncia el renacimiento de la especie. 

Pasado en limpio el argumento, agregamos que su traslación a la pantalla es chata, literal y previsible, dando lugar a forzadas secuencias lacrimógenas y a set pieces despersonalizadas por el diseño de producción. En el camino, el malvado CGI ilustrará una galería de paisajes impostados, asentando la desprolijidad del montaje de la operación. 

Es evidente que George fantaseará la presencia de una hija que lo acompaña en su campaña de rescate, y que la niña algo tiene que ver con el devenir del personaje de Felicity Jones. No es spoiler lo que menciono, porque el filme insiste en sobreexplicar, aniquilando cualquier elemento refractario y disruptivo de la narración.  

Cielo de Medianoche es una coda innecesaria para el género, acaso la prueba de su extinción.  

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