En cuerpo y alma

Por Miguel Peirotti

En cuerpo y alma (On Body and Soul / Testrol es lelekrol)
Hungría, 2017, 116′
Dirigida por Ildikó Enyedi
Con Morcsányi Géza, Alexandra Borbély, Ervin Nagy, Pál Mácsai, Júlia Nyakó, Tamás Jordán, Gusztáv Molnár, István Kolos, Annamária Fodor, Itala Békés, Vince Zrínyi Gál, Attila Fritz, Zoltán Schneider, Réka Tenki, Rozi Székely, István Dankó

 

El sueño de un ciervo en el frío

Por Miguel Peirotti

Como el oso muy contento de Moris, dos ciervos adultos – macho y hembra, una pareja – se encuentran en un bosque nevado en la primera escena de la séptima película de la directora húngara Ildikó Enyedi, que vuelve al cine tras dieciocho años sin realizar ni estrenar un largometraje y vuelve con el reconocimiento que cosechó en los ’90 y que había mandado al freezer para dedicarse a la televisión: León de Oro, Premio FIPRESCI y Premio del Jurado Ecuménico en la edición 2017 del Festival de cine de Berlín y una nominación al Oscar en la categoría de las películas extranjeras.

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¿Dos ciervos a qué significado remiten? Es la trampa, sintáctica y legítima, que tiende Enyedi al inicio y que se desmantela cuando llega otra información: asistimos a una historia de amor entre el contador de un matadero, Endre, y una empleada nueva, la inspectora de calidad, Mária, que resultan ser algo más que dos románticos con la disfuncionalidad sentimental al palo. A estos dos seres solitarios los une el sueño de creerse ciervos amantes mientras duermen; se encuentran entre los árboles, se reconocen como pares, conviven. Cuando despiertan, cada uno sobre su almohada, la realidad los abruma de frialdad: viven solos en departamentos, sin naturaleza que los rodee, y no se comunican con nadie salvo con las cucharitas con las que revuelven la sopa o el café. Hablan poco y callan mucho. Hasta que no se conocen y conversan, desconocen la coincidencia onírica, que contrasta brutal y simbólicamente con la excusa del relato, que se infiltra dentro de lo que sucede en el matadero: se está llevando a cabo una investigación porque alguien robó los afrodisíacos que usan para los animales mientras ellos, calladitos, casi maniquíes en una vidriera, bien podrían disputar la copa de un certamen de represión sexual. Excusas: ella se escuda tras su síndrome de Asperger y él se hace un poco la víctima porque tiene un brazo paralizado de por vida.

On Body And Soul Oscar Autism

Historia de dos tullidos sentimentales cuyos hogares no son más cálidos que los sangrientos pisos blancos y rojos del lugar en el que trabajan, rodeados de muerte sistemática. La gramática del encuadre y el montaje que emplea Enyedi se encarga de ponerlo en relieve. En su trabajo ellos son apenas dos cuerpos, funcionales a la empresa, dos prácticas vacas humanas. Afuera, los espera la ternura.

El personaje de Mária, interpretado por la extraordinaria Alexandra Borbély, actriz checoslovaca clase ’86, podría formar una buena pareja con el Adam Sandler de Embriagado de amor, la anómala y conmovedora historia de Paul Thomas Anderson. Pero mientras Sandler necesitaba, para reaccionar, de la estridencia afectiva de Emily Watson, Mária podría caer en shock si un contrapunto a su personalidad intenta conquistarla por medio de la norma, Mária precisa de un alma simétrica. Endre, que la adora a primera vista, lo es, porque resulta un freak emocional encantador y apura el filo a su manera, para que ella corra despacio el velo de pudor y pueda entibiar la naturaleza de ese encuentro sin traumas ni brusquedades. Cuando Mária siente que Endre puede ofrecerle calor y comprensión, la ciudad en la que viven, con sus departamentos y todo, se convierte en un bosque idílico, especial hábitat para su amor. La reconciliación con el espejo termina con el final que ambos merecen.

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