Un festival de cine debe tener al menos un mérito: el mérito de lo desconocido, de lo inalcanzable, de lo intangible, de lo ininteligible, de lo inapresable. Se trata en verdad del mismo mérito; nombres diversos para un efecto de desasosiego que apunta en la misma dirección. Leer un gran festival como el Bafici significa tropezar con signos acaso imprevisibles, ripios gozosos que son en realidad el tesoro irremplazable del...