Ficción Privada

Por Diego Maté

Argentina, 2019, 78′
Dirigida por Andrés Di Tella
Con Denise Groesman, Julián Larquier Tellarini, Edgardo Cozarinsky, Lola Di Tella

Las historias posibles (*)


Ficción privada es el nuevo capítulo de la saga familiar de Andrés Di Tella. Esta vez, el director juega a filmar las cartas escritas de sus padres que Torcuato le entregó. Esta vez, también, parece que el documental no alcanzara y necesitara un suplemento: Di Tella filma a Denise Groesman y a Julián Larquier Tellarini interpretando a sus padres en su juventud, y a Edgardo Cozarinsky leyendo las cartas finales de Torcuato. No hay nada raro allí: por lo menos desde Los rubios, el documental argentino usa los recursos ficcionales que le vengan en gana. Pero acá pasa algo diferente porque la ficción es frágil, lo que vemos es el proceso de su diseño, los entretelones, digamos. Como si todo fuera un largo ensayo con ejercicios de actuación. Los momentos plenamente ficcionales, cuando los actores interpretan efectivamente a los padres, parecen más bien pobres. Cuesta creer que al director se le haya pasado eso de largo, pero tampoco importa: las películas hablan solas y lo hacen más allá de los deseos de sus creadores.

Ficción privada dice que el proyecto de imaginar la juventud de los padres de Di Tella, con sus viajes y sus aventuras por el mundo, es menos importante que el compartir ese pasado con la gente que lo rodea hoy. La saga familiar se vuelve una excusa para que el director filme a su hija Lola y sus reacciones cuando escucha la historia de los abuelos. Algo parecido pasa con Groesman y Tellarini: los dos tienen sus mejores momentos cuando se divierten interpretando el sentido de las cartas, o cuando las usan para comentar el estado de la pareja (la suya). La historia de Torcuato y Kamala, un avatar del mito de los amantes que provienen de culturas distintas y cuya relación esté tal vez condenada (¿un melodrama con notas de exotismo?), nunca termina de ponerse en escena, y la ficción que intenta recrearla es más bien precaria. La evocación del pasado permite mirar mejor un presente sereno y desprovisto de épica; filmar los gestos cómplices de los actores antes que a los personajes. Hablar de los padres para conversar con la hija.

Lo que me interesa de Ficción privada es el lugar marginal y escaso que le da a la narración que tanto parece estarse preparando. Como si el título aludiera menos a lo íntimo que al carácter despojado de lo que se cuenta: una ficción privada, pero no solo de muchas cosas, sino de todo.

(*) Una versión mas amplia de esta crítica fue publicada en el Diario de Festival de Mar del Plata 9, Noviembre 2019

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