Historias lamentables

Por Mariano Bizzio

España, 2020, 129′
Dirigida por Javier Fesser
Con Chani Martín, Laura Gómez-Lacueva, Alberto Castrillo Ferrer, Pol López, Matías Janick, Miguel Lago Casal, Chema Trujillo, Rosario Pardo, Cristina Acosta, Silvia de Pé, Gloria Ramos, Fernando Sansegundo, Gerald B. Filmore, Bárbara Grandío, César Maroto, Gloria Albalate, Teresa Guillamón, Rosalinda Galán, Alberto Nieto Ferrández, Jorge Asín, Janfri Topera

El milagro del azar

6Vtsybnefbeu3Iz57Hdn6Zu2Hq

Para todos aquellos que alguna vez sufrimos el maltrato en formato cartoon que se le propinaba a los personajes de El Milagro de P. Tinto, el nombre de Javier Fesser no se nos olvidó nunca. No obstante poco hubo que esperar para que esa misma lógica destructiva y plástica con el cuerpo volviera a exponerse, pero en esta ocasión exponencialmente: las dos entregas de la saga Mortadelo y Filemón dan cuenta de esto. Ahora bien, también hay un Fesser que puede jugar sinuosamente con los tonos, pero que no abandona a sus personajes, sino que los cuida gracias a un sólido trabajo con el punto de vista, como bien lo lograba en la excelente Camino y en la irregular Campeones. Entonces, si el cine del director juega con los bordes y el exceso cartoonesco, la pregunta es por qué llegó al lugar que llegó en Historias Lamentables, en donde parecen coexistir las dos versiones de su cine: la del desprecio y la crueldad pero también el cine de la empatía.

Maxresdefault 2 20201216 141850

Historias Lamentables es, antes que cualquier otra cosa, una película coral, sostenida sobre episodios ligeramente conectados entre sí. La acusación de puntos de contacto con Relatos Salvajes no solo es endeble sino que no repara en que el modo en el que Fesser se para en esta película es distinto a la misantropía de Szifrón. Pero quizás lo más importante del planteo de la película es su ambivalencia ética: a lo largo de buena parte de la película no sabemos exactamente hasta donde se nos propone acompañar a los personajes en sus miserias, hasta donde hay un disfrute sádico o hasta donde estamos siendo manipulados en nuestras emociones y nuestra capacidad de sufrimiento y empatía (el episodio del jardinero ugandés se lleva todos los premios de la crueldad juntos). Sea como fuere, el problema principal es el que menciono: giramos en el centro de un vacío de indiferencia brutal frente a los padecimientos de los personajes. Pero al mismo tiempo en algún momento sobreviene alguna clase de reivindicación, de redención.

Historias Lamentables 887058197 Large

En Rayito el hijo de un multimillonario dueño de una empresa de transportes busca homenajear a su padre intentando traer de vuelta el primer automovil con el que supo construir su fortuna; en El hombre en la playa un obsesivo de las normas se encuentra ante una sucesión de problemas que no solo interrumpen su rutina de fotografiar una amanecer veraniego sino que lo exponen a trasladarse por varias ciudades en una pesadilla de confusiones y extravíos; en El cumpleaños de Ayoub una heredera en desgracia estafa a un jardinero ugandés al que obliga a hacer cosas inimaginables solo con el fin de aprovecharse de él; en La excusa un hombre debe engañar a sus hermanas a las que ha estafado en la empresa familiar para lo que deberá contratar a un grupo de simuladores de situaciones que sean convincentes para no ser denunciado. En todos y cada uno de los casos, el centro es el mismo: la expectativa, el cambio, el sufrimiento…y una potencial redención.

16057742911992

Indistintamente, en cada uno de los casos, el padecimiento nuestro como espectadores funciona perfectamente: no hacemos sino acompañar los hechos con una empatía absoluta, algo que Fesser sabe porque es su especialidad: construir una galería de freaks con los que terminamos de emprender recorridos imposibles. Acaso ese sea el gran secreto: no hay desprecio por sus personajes porque en el fondo no existe el amor en el cine del director. Es una emoción imposible. En todo caso enfrentamos una oscilación empática que está mediada por la ironía, como si todo el tiempo se buscara que ingresáramos y saliéramos del juego de los padecimientos que observamos. Pero de seguro lo que no podemos reconocer es nada parecido a la ternura. Quizás esa haya sido siempre la clave: nunca terminar de encariñarse, si, pero al mismo tiempo aprender a padecer con cierta distancia, como si todo el tiempo el juego del artificio fuera revelado ante nuestros ojos, como si el realismo puesto en cuestión fuera una salvaguarda para evitarnos un mayor sufrimiento como espectadores.

Por ese recorrido incómodo, carente de cinismo, pero si atravesado de una amargura indeleble, nos arrastra Historias Lamentables, que al mismo tiempo retoma otro de los recorridos que había elegido Fesser en los últimos años: la participación por medio de episodios aislados en films colectivos. Al final del cuento las interconexiones, no obstante, se hacen evidentes. Y en esas interrelaciones aparece, en mayor o menor medida, el aspecto humanista, el costado redentor que se nos venía negando. No, no se trata de una redención mayúscula. En algunos casos es casi nimia, pero si podemos hablar de un gesto que se diferencia al desprecio de muchos autores contemporáneos gustadores del sadismo. No, en todo caso lo de Fesser es una brisa esperanzada en el poder milagroso del azar en medio de un mundo de cosas espantosas.

¿Te gustó lo que leíste? Ayudanos con un Cafecito.

Invitame un café en cafecito.app

Comparte este artículo

Otros ArtÍculos Recientes

Enterate de todo...

Recibí gratis todas las novedades en tu correo a través de nuestro Newsletter