Kingsman: El círculo dorado

Por Federico Karstulovich

Kingsman: The Golden Circle
Reino Unido-Estados Unidos, 2017, 141′
Dirigida por Matthew Vaughn.
Con Taron Egerton, Colin Firth, Mark Strong, Julianne Moore, Michael Gambon, Channing Tatum, Halle Berry, Elton John, Bruce Greenwood y Jeff Bridges.

Fin del juego

Por lo general le doy poca o nula pelota a los avatares del mundo futbolístico. Si tal o cuál equipo clasifica o gana tal o cual cosa, si tal queda eliminado, si tal desciende o asciende no podrían importarme menos. No obstante, a la hora de algún mundial o juego olímpico o vaya uno a saber qué, el asunto cambia y me engancho. Pero no por doble discurso, sino porque (quizás como le pasa al seguidor de cualquier manifestación de este deporte) siempre me interesa como el componente épico hace de las hazañas deportivas una suerte de gesta que, en mi caso personal, deja al deporte en un lugar subsidiario con respecto a la dramaturgia del heroísmo deportivo. Bueno, en ese sentido y dirección del argumento, tampoco me interesa el desempeño deportivo de los delanteros o goleadores. Ni siquiera de los tipos más habilidosos. Sino que me causa especial fascinación el trabajo de dos pilares, que son el 5 y el líbero de un equipo. Si, me podrán decir que no son los únicos sacrificados y que los laterales en defensa y los laterales en el medio también hacen un enorme esfuerzo. Pero el caso del 5 y del 2 me resulta especialmente heroico. El primero porque es el tipo que traba, que pelea, que distribuye, que organiza pero que no necesariamente goza, sino que hace todo eso con algo de melancolía. El 2, como último hombre antes del arquero, también tiene ese aspecto de héroe fordiano y otoñal. Ambos, en muchos casos, son héroes silenciosos, gente indispensable para que el juego y el sistema continue pero a la vez antítesis de los destellos estelares. Y cuando no están los sentimos, porque hacían fácil e invisible lo dificil.

73

Cuando vi la primer entrega de las Kingsman no podía dejar de pensar en esos dos puestos. Una de esas películas generosas e infrecuentes, que mostraba altísimas dosis de entrega, de amor por el juego, de disfrute pero a la vez de trabajo. Esa idea, no obstante, pareció no ser del todo suficiente para una buena cantidad de gente que la ninguneó pensando que se trataba de algún subproducto de espías en vez de una gran parodia a la lógica de ese género (y en particular a las películas de la saga Bond). En alguna medida también porque se trataba de una película anacrónica en sus postulados aunque formalmente era lo suficientemente estruendosa (en el mejor y más chispeante sentido de la palabra) como para no pasar desapercibida. Así y todo no fue tan bien recibida en su momento como si lo fue redescubierta después, logrando una oleada tardía de interés que terminó haciendo posible que existiera una continuación.

Primer Trailer De Kingsman 2 Noticias De Cine

Kingsman: El círculo dorado parte de las heridas abiertas de la primer parte de la saga para, en alguna medida, profundizar algo de las ideas de aquella. Pero ahí aparece el problema: hoy por hoy las sagas deben contar con los elementos adecuados como para que la continuidad se justifique así como cada una de las nuevas partes sume un hecho nuevo. Y es en este último aspecto en donde la película de Vaughn se queda a mitad de camino, porque en cada uno de sus minutos se la nota desesperada por extraerle vida a su predecesora, como si los chistes internos no fueran una apuesta al futuro sino una retrospectiva algo acobardada con respecto al presente, como si, en alguna medida, el director estuviera reescribiendo la primer parte pero con mayor presupuesto, con más escena s de acción, con cierto mayor nivel de espectacularidad…pero sacrificando originalidad y juego. Y encima con equipo ampliado, incluyendo al siempre enorme Jeff Bridges, trayendo de vuelta a Colin Firth, sumando a Channing Tatum, a Julianne Moore. Como si el equipo hubiera comprado jugadores caros pero no supiera que hacer con ellos.

Original 3

El mayor problema de K:ECD es que deja de entregar, deja de correr, deja de lado todo ese componente épico del juego y opta por el deporte, que tiene bastante de burocrático, que se parece al juego pero difiere de él. El juego, con su entrega y sacrificio, todavía tiene un resabio de amateurismo, un amor más allá de la profesión. El deporte implica la profesionalización, la pasión fría, finalmente el final del juego. Lo mejor que podría sucederle a esta saga es volver a jugar y contagiarse de algunas de las sagas a las que alude, como Misión: Imposible. A veces lo mejor que puede pasarle a un gigante es volver a ser pequeño. O al menos acordarse como era eso.

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