Los Increíbles 2 (Incredibles 2)
Estados Unidos, 2018, 118′
Dirigida por Brad Bird
Con voces de Brad Bird, Holly Hunter, Craig T. Nelson, Samuel L. Jackson, Bob Odenkirk.
El retorno a los orígenes
Por Ignacio Balbuena
Los Increibles 2 demoró 14 años en llegar, pero retoma la historia inmediatamente después del final de la anterior, que había concluido con toda la familia Parr antifaz en mano, dispuesta a enfrentarse a un supervillano. Esta nueva entrega llega dentro de un mercado saturadísimo de películas de superhéroes, pero Brad Bird, director de la anterior y otras películas extraordinarias como El Gigante de Hierro, Misión: Imposible – Protocolo Fantasma y la subvalorada Tomorrowland, demuestra desde el comienzo que las escenas de acción van a ser tanto o más energéticas y vibrantes que en la anterior. En paralelo a los Increíbles haciéndose cargo de un tanque-taladro gigante y un asalto a un banco, vemos a Dicker, el operador encargado de mantener las identidades de civil de los Parr en secreto borrando la memoria al interes romantico de Violeta, la teen con poderes de invisibilidad y de generar campos de fuerza al estilo de Sue Storm de los cuatro fantásticos. Es una forma ingeniosa de mostrar que las andanzas superheroicas tienen consecuencias en el universo de Los Increíbles, tanto burocráticas como familiares. Por un lado, la ilegalidad de los superhéroes hace que la familia tenga que básicamente pasar a la clandestinidad. Por otro lado, se desencadena un sub-plot de una hija enojada porque el chico que le gusta perdió la memoria.
Es que al igual que la anterior, esta segunda parte es una intersección entre las consecuencias de la regulación estatal de la actividad superheroica y del drama familiar de una familia suburbana. Si la original mostraba al patriarca de la familia, Mr. Increible, ansioso de revivir sus días de gloria (primero de forma rudimentaria por su cuenta, luego amparado por un emprendimiento privado), en la segunda el turno del spotlight es para Elastigirl. Luego de un encontronazo con la policía y la burocracia, los Parr quedan sin trabajo y viviendo en un motel, pero un empresario de recursos ilimitados y nostálgico de las épocas de oro de los superhéroes brinda su apoyo para hacer lobby por legalizar los superhéroes nuevamente. Hay algo de gesto meta en esta construcción argumental. Hoy en dia las peliculas de superheroes son cada vez más complejas, llenas de easter eggs y referencias, y traen consigo la necesidad de estar permanentemente al dia, a riesgo de sentarse a ver un blockbuster incomprensible al estilo de Infinity War.
Los Increibles 2 opone a esto la añoranza por una epoca mas sencilla, de personajes heroicos que responden a teléfonos grandotes con línea directa, a la manera del clásico Batman de Adam West. Por eso la cita a Johnny Quest no es para nada arbitraria, sino que sitúa a la película en un espacio determinado. No el de las sagas cósmicas al estilo Marvel/Dc (a pesar de que claramente los Increíbles son mutantes, dado que tienen poderes de nacimiento) sino el del cartoon de aventuras en formato de serial. De ahí que la película se sienta no tanto como una secuela sino como una variación sobre un mismo tema. Utilizando la estructura de ‘villano de la semana’, Los Increíbles vuelve a girar sobre los temas que funcionaron como eje en la anterior, pero con algunas inversiones. Si en la primera el villano era un fanático lleno de resentimiento, aquí se destaca un fan honesto con amor genuino y nostálgico por el heroísmo. Por supuesto, un personaje que es un empresario de recursos infinitos, con ambiciones políticas (cambiar las leyes mediante lobby e inversión) y una hermana de gestos despreocupados y cancheros con capacidad para la tecnología, enseguida despiertan sospechas. No quiero revelar demasiado, pero bastará decir que algunas cuestiones referidas al villano, Screen Slaver, se ven venir desde un kilómetro de distancia. Pero no importa, Los Increíbles 2 no es una película que apuesta al twist o a la sorpresa. Como dijimos, hay un cierto comfort en poder anticipar los beats de la historia, en situar la película en una matriz de repeticiones y variaciones, esa de un dibujito de sábado por la mañana que termina con los héroes cayendo en auto por un barranco en medio de los créditos finales. Por supuesto que no van a morir.
Igualmente, Los Increíbles 2 se las arregla para introducir algunos cambios definitivos en el status quo de su universo por el lado de la legalidad de los superhéroes, mediante un Acuerdo Internacional que recuerda un poco los Acuerdos de Sokovia de Capitán América: Civil War. Pero Brad Bird no está tan interesado en explorar el ángulo político esta vez, en favor de un costado más lúdico. Dicho de otra forma, lo que importa en la trama y las varias secuencias de acción es el despliegue de poderes, tanto de la familia Parr y su aliado Frozono, como de los supers originales de esta película, que acaso con el punto más flojo y representan ese costado que es básicamente una excusa para vender figuras de acción. Eso sí, hay un personaje que es un calco de Nite Owl de Watchmen, como para recordarnos que en el medio de los colores para los Jack Jack de la audiencia, hay espacio también para la referencia para entendidos, probablemente los nerds que vieron la original en su infancia y hoy bordean los 30 y siguen envueltos en la cultura geek. Tal vez cabe la pregunta de si era realmente necesaria esta película en medio de un panorama tan sobrecargado de personajes en calzas ajustadas, y si bien no es una película revolucionaria en ningún sentido, no tiene más ambición que contar una historia sólida con personajes entrañables y set pieces de acción y aventuras al son de una banda de sonido llena de trompetas jazzeras. Es una analogía apropiada la del jazz: Brad Bird se mueve sobre la misma armonía de la anterior, y sobre esa estructura, imagina una melodía familiar y fresca a la vez. Mientras Marvel y DC se preguntan constantemente cómo reinventarse de forma exitosa, Los Increíbles 2 encuentra la respuesta en el homenaje a la Edad de Oro de los comics, y es ese gesto marcadamente retro lo que la hace exitosa.
