News of the World
EE.UU., 2020, 118′
Dirigida por Paul Greengrass
Con Tom Hanks, Helena Zengel, Neil Sandilands, Elizabeth Marvel, Ray McKinnon, Mare Winningham, Chukwudi Iwuji, Thomas Francis Murphy, Michael Angelo Covino, Fred Hechinger, Annacheska Brown, Christopher Hagen, Michelle Campbell, Stafford Douglas, Stephanie Hill, Clint Obenchain, Winsome Brown, J. Nathan Simmons, Cynthia Casaus, Francheska Bardacke, William Sterchi, David Hight, Brenden Wedner, Randy Ritsema, Bob Knowlton, Cheo Tapia
La zona de comfort
Décadas antes de que los Cahiers pusieran a punto la versión del autorismo que triunfó, Horacio Quiroga estaba ocupado inventando la crítica de cine y con ella un sistema crítico que giraba en torno a la figura del actor. Aunque nunca lo dijera de manera explícita, Quiroga creía que los actores eran los creadores totales de las películas, huracanes estéticos alrededor de los cuales se arremolinaba el movimiento hipnótico del cine. El autorismo-actor nunca terminó de ser adoptado por la crítica y hoy habita el baldío de las teorías de autor rechazadas o apenas ignoradas al lado del autorismo-productor y del autorismo-guionista (que vuelve de tanto en tanto). El problema, por supuesto, es nuestro, que seguimos buscando por todas partes pistas reales o imaginadas que nos ayuden a sostener la fantasmagoría del director como creador absoluto. El autorismo modelo Quiroga nos ayudaría a descubrir el estilo Tom Hanks, no de actuación sino de dirección, un cine hanksiano (se lee casi hawksiano) hecho de películas diseñadas de acuerdo a las necesidades de Tom Hanks, películas casi por encargo, hechas a medida. ¿Qué cosa es el cine-Tom-Hanks? Cualquiera puede responder: un cine que se planta en el territorio del cine clásico, de sus temas, de sus formas de contar, que trata de recrear, por los medios que sean posibles, la experiencia de ese cine, que intenta actualizar ese pacto para dirigirse, tal vez, a espectadores jóvenes, nuevos. Si uno mira la filmografía de Tom Hanks, al menos la de las últimas décadas, se encuentra con un contrato más o menos idéntico sin importar cuál sea el director de ocasión. Con Eastwood o Spielberg el encuentro es simple, esperado, representa la unión de dos fuerzas semejantes, lo mismo que en las Toy Story. Pero se nota más con otros directores. Y si a uno se le vienen a la mente ejemplos que quiebren la norma (¿Cloud Atlas? ¿Un holograma para el rey?), el lector haría bien en recordar que la filmografía de los directores “clásicos”, por cada película “personal” (son muchas comillas, ya sé), tiene más o menos otras diez en las que casi no hay rastros de sus temas y obsesiones.
Capitán Phillips y News of the World, las dos dirigidas por Paul Greegrass y protagonizadas por Tom Hanks, son películas más hanksianas que greengrassianas, y la segunda es bastante más hanksiana que la primera. Del cine de Greengrass sabemos que es ágil, vital, que busca un realismo discreto y contundente, que el montaje puede alcanzar velocidades impresionantes y que la acción resulte siempre comprensible; en suma, que es un director que se borra detrás de una textura cruda, que trata de que la cámara se note lo menos posible. ¿Quién filmó News of the World? No sabemos, Greengrass dice que fue él pero, mal que mal, podría haber sido cualquier otro, Spielberg incluso. El lector adivina la respuesta: la filmó Tom Hanks. Hanks lo sacó a Greengrass de su zona de confort (actualidad + basado-en-hechos-reales) y lo llevó la tierra inacabada del western; lo hizo pensar en planos largos y cortes espaciados; lo obligó a filmar mayormente en espacios abiertos, justo a Greengrass, que ve en el encierro una oportunidad como pocos directores (además de Capitán Phillips, recordar Vuelo 93); lo arrancó de sus situaciones predilectas, de los secuestros, de la negociación y el encuentro de los antagonistas que se descubren semejantes, y le puso delante una historia atemporal, el relato de un viaje donde la trayectoria es más sentimental que física y que, para colmo, transcurre en el paisaje difuso del Oeste, mezcla en partes idénticas de Historia e historia.
El resultado es exactamente el que todos esperan, una épica civilizatoria en la que Tom Hanks compone una vez más a un héroe quebrado que carga con el peso del mundo. Los parecidos con Más corazón que odio son tantos que no conviene mencionarlos, alcanza con decir que hay una nena que se vuelve el botín accidental de una guerra entre culturas, sin familia ni patria, que no pertenece a ninguna parte sino a la extraterritorialidad del camino. Que Tom Hanks es un caballero perdido en un mundo sin reglas, un papel que le sale fácil, sin esfuerzo, que parece que no actuara y que seguramente sea ahí, en esa ligereza exhibida una y mil veces, el lugar en el que se esconde el carácter fascinante de sus interpretaciones. Que el mundo de la película es cruel pero deja resquicios para la ternura y la redención. Que Greengrass está fuera de su elemento y que eso siempre es un buen indicador de la estatura de un director. Que ni Greegrass ni Hanks hacen revisionismo más allá de los comentarios, seguramente inevitables, y menos en el Hollywood de hoy, sobre Estados Unidos, el sometimiento indio, el lugar subalterno de la mujer, etc. Que News of the World podría haberse visto perfectamente en una sala de cine, a diferencia de Greyhound, otra película hanksiana hasta la médula que filmó el actor-director Tom Hanks para la plataforma de Apple con una pantalla verde, en un único set, estando casi todo el tiempo en primer plano y que no hubiera resistido una proyección en pantalla grande. Que incluso privados de cine como estamos hace casi un año (aunque haya teatros, museos y casinos) hay momentos en los que News of the World, en algún plano muy ancho, con el ruido de las espuelas o del galope, con la luz ahogada que se cuela en la oscuridad de un saloon durante el día, nos recuerda el magma sensorial que mejoró nuestras vidas y que nunca imaginamos que podíamos llegar a perder.
