Reminisencia

Por Luciano Salgado

Reminiscence
EE.UU., 2021, 116′
Dirigida por Lisa Joy
Con Hugh Jackman, Rebecca Ferguson, Thandie Newton, Daniel Wu, Angela Sarafyan, Marina de Tavira, Cliff Curtis, Natalie Martinez, Teri Wyble, Sam Medina, Sue-Lynn Ansari, Mojean Aria, Demi Castro, Jules Hartley, Rey Hernandez, Ellen Marguerite Cullivan, Shawn Carter Peterson, René Mena, Han Soto, Renes Rivera, Ivan Mbakop, Andres Perez-Molina, Dawn Lyn, Gordon Dexheimer, Heathyre Perara

Un copo de azúcar

Lisa Joy no es Frank Borzage. Tampoco es David Lean. Menos que menos Leo McCarey. Ni Billy Wilder. Ni Alfred Hitchcock. Ni Fritz Lang. Tampoco es Herbert Ross ni cualquiera de los directores de la generación intermedia, que enfrentados a la ausencia de paternidades conematográficas se dedicaron a deificar o bien a minar (al final de cuentas ambas actitudes se parecen bastante) a las formas del Hollywood clásico, ya en plena mutación y extinto para finales de los 60s y principios de los 70s, cuando la renovación mostraba sus fauces más afiladas. No: Lisa Joy proviene de una cultura presente que no sabe muy bien qué hacer con el pasado y las tradiciones. Por eso esa obsesión se ha vuelto el centro de las ficciones que llevan adelante (en el caso de la directora el antecedente es como guionista de la serie Westworld, otro aparato de captura con polea de transmisión entre pasado y futuro y que sea lo que dios quiera).

Reminisencia, para decirlo académicamente, es un pato criollo: a cada paso que da, una cagada que se manda. Pero el morbo nos petrifica y no podemos dejar de ver cómo se degrada en su recorrido en el que intenta fichar al mismo tiempo a las formas del cine noir con las estrategias de una ciencia ficción cercana a la década del 80 con melodrama de intensidad hiperbólica (romanticismo desatado, obsesiones malsanas, retornos a la escena primigenia). Pero la película de Lisa Joy es todo eso y es nada a la vez, ya que ninguno de esos elementos funciona bien por separado ni como parte de un conjunto: el componente noir se asemeja, en su presentación formal, a un thriller erótico con estética publicitaria similar al cine de Adrian Lyne; el componente de ciencia ficción tiene algo de una versión empobrecida de Blade Runner diurno y sin tanta lluvia; el componente melodramático toma referencias de las tradiciones trágicas que alimentaron al cine de Lang, Borzage y en particular al Hitchcock de Vértigo, pero administrando esas presuntas influencias con una pereza y un automatismo que asusta.

El recorrido de un hombre que se dedica a rememorar el pasado a personas que lo contratan para eso es, dicho sea de paso, el comentario que la directora tiene para espetar a la contemporaneidad, como si además de todos los ejercicios de estilo que prueba sin suerte también tuviéramos que comernos de frente esa pared que nos dice “no hay nada más por ver en el presente, viva en el pasado”. Bueno, Lisa, hace casi un lustro Steven Spielberg dijo lo mismo con muchas y mejores ideas en Ready Pleyer One, una verdadera obra maestra sobre la cultura pop y sus limitaciones y sobre cómo esta opera sobre nuestra vida cotidiana para entregar alguna experiencia posible, redituable y rememorable.

Reminisencia no parece preocupada por el pasado, ni por el presente, ni por la cultura pop o la cultura académica. Más bien es un copo de azucar que se nos deshace en la boca cada vez que queremos morderlo. Se ve bien a primera vista. Presenta texturas en la superficie, inclusive. Pero es glucosa con aire que se pierde en los rincones, que se pega a los dientes y al paladar.

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