EE.UU., 2022, 90′
Dirigida por John Logan
Con Theo Germaine, Kevin Bacon, Carrie Preston, Anna Chlumsky, Hayley Griffith, Boone Platt, Jack Caron, Sofia Riba, Noelle Cameron, Quei Tann, Anna Lore, Mark Ashworth, Monique Kim, Austin Crute, Cooper Koch, Bailey MB, Darwin del Fabro, Juan De Jesus, Scott Andersen, Steven Anthony Washington, Destiny Danielle Freeman
Violencia es hablar
Empecé con el pie izquierdo con They/Them. La vi minutos después de haber terminado otra película estrenada en plataformas en agosto, me refiero a la notable Prey. Pasaban los minutos y yo seguía emocionado por cómo la película de Trachtenberg proponía una vuelta a un cine básico, físico, en el que la supervivencia del más fuerte importaba más que los discursos. Quizás They/Them también comparta algo de estas ideas, pero en otro marco. En este caso la trama transcurre en un campamento donde acuden jóvenes con distintas sexualidades que buscan trabajar ciertos conflictos internos y externos. Quizás Prey funciona tan bien porque no tiene miedo de meterse en el barro y porque cuenta con una gran construcción y desarrollo no solo de su personaje principal sino del mundo que la rodea a ella y al depredador cuya relación simbólica está trabajada durante toda la película para que entre ellos se dé la batalla final.
¿Por qué la insistente mención a Prey si estamos hablando de otra película? Porque todo ese barro, ese exceso que en Prey funciona de maravillas se transforma en They/Them en una puesta en escena prolija y “cuidada”, al estilo de las tradicionales producciones de Netflix, sólo que en este caso está metida la productora Blumhouse que para algunos será sinónimo de terror pero para mí es indicio de discursividad (con la agenda imperante) asegurada traficada en productos de terror. Si Netflix y Blumhouse comparten la mediocridad en sus producciones, como si fueran producciones degradadas de otra productora de terror presuntuosa como lo es A24, el problema adicional que presenta Blumhouse es que precisa estrenar productos de segundo orden para financiar sus otros proyectos, los “importantes”, esos que le dan renombre y prestigio, como Huye! (2016). They/them, con sus limitaciones y sus buenas intenciones, queda atrapada en el medio de esto, porque en definitiva se trata de un slasher mediocre que no quiere ser serlo y que al mismo tiempo intenta ser algo más pero sin mayores herramientas.
They/Them sigue los vaivenes de un grupo de adolescentes que choca con las rutinas de los que trabajan en un campamento dirigido por Kevin Bacon (si, la referencia es a su participación un slasher fundacional como fue Martes 13 (Sean Cunningham, 1980), pero es una referencia que queda solo en eso), quien intenta hacer algo digno con su papel, pero cuyo tratamiento visual nos depara una sorpresa. Detrás de la mirada de KB, entre siniestra y graciosa, su personaje pareciera querer mandar a la mierda sutilmente a todos los demás. Pero esa aparente buena imagen con buenas intenciones esconde a un hijo de puta terrible que recuerda a aquel padre progresista de Huye!, asi que las alarmas se nos encienden. Curiosa es la participación de Bacon, como bien decíamos, ya que parece completamente disociado de la película que estamos viendo. La decisión de usar planos medios aislados genera un efecto extraño con su figura. Podemos sospechar que el actor tenía un par de días disponibles y se lo filmó sin vincularse con el resto de los actores. El montaje hizo su magia después. En alguna medida, entonces, la película habla de sí misma a partir de sus limitaciones de producción. Y el personaje de Bacon funciona como comentario involuntario: un personaje de otra generación incapaz de comprender a la actual.
Pero Bacon intentando mantener a flote no es un problema en They/Them, sino que, para que pase algo hay que soportar una hora de tribulaciones de sus personajes, que para colmo de males, son muchos. La idea de mostrar y contar los conflictos de cada uno de los personajes, la idea de dar cuenta de los problemas derivados de sus elecciones sexuales es una estrategia de cuidado, bien intencionada (en el mejor y peor de los sentidos de esa palabra). El problema es que toda esa deriva confesional se estira y se estira y se vuelve tediosa. Y no, no estamos frente a Wes Craven, un director que sabía de qué manera administrar los conflictos de personajes en el seno de un slasher. Por qué no contar esa información? ¡Porque a nadie le importa!
They/Them no es Scream como tampoco es Halloween, en donde la amenaza de Michael Myers estaba en cada rincón del plano y asumía un orden casi metafísico. Acá no hay lugar para el mundo de los personajes y sus traumas, pero tampoco para el terror material, porque constantemente los personajes verbalizan todo lo que ocurre de forma explicativa, anti cinematográfica. El máximo pecado de They/Them, entonces, quizás sea otro: mostrar a las nuevas generaciones resolviendo todo en paz, no metiéndose de lleno en los conflictos porque la violencia es algo de las generaciones precedentes…y está mal. Afortunadamente había visto Prey, un verdadero antídioto contra el veneno de la reacción despolitizada frente a la violencia, y a su vez, una película que, contraria a They/Them, muestra que para pelear y crecer, no hay que hablar, sino que hay que meter los pies en el barro. Y si es necesario abrazar la violencia, que también enseña.
