Un ladrón con estilo

Por Rodolfo Weisskirch

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Un ladrón con estilo (The Old Man and the Gun)
EE.UU., 2018, 93′
Dirigida por David Lowery
Con Robert Redford,  Sissy Spacek,  Casey Affleck,  Danny Glover,  Tika Sumpter, Elisabeth Moss,  Tom Waits,  Isiah Whitlock Jr.,  Robert Longstreet,  Keith Carradine, Jordan Trovillion,  John David Washington,  Augustine Frizzell,  Barlow Jacobs, Gene Jones,  Leah Roberts,  Kevin McClatchy,  Patrick Newall,  Todd Terry, James Siderits,  Christine Dye,  Toby Halbrooks

El ocaso y el galán


Por Rodolfo Weisskirch

Hace un par de años, Zack Braff, que en sus buenos tiempos se convirtiera en una gran promesa de la comedia romántica indie, tanto como director e intérprete, regresó a la industria con una comedia menor sobre tres ancianos que deciden cometer el robo a un banco, que a su vez es una remake de una película de Martín Brest de 1979 con misma trama e idéntico título: Going in Style. En ambos casos, tres intérpretes veteranos llevan a cabo un asalto, y el atractivo pasaba por unir a George Burns, Lee Strasberg y Art Carney (o Michael Caine, Morgan Freeman y Alan Arkin en la versión de Braff) en una comedia “geriátrica” repleta de lugares comunes y giros previsibles. 

Menos de un mes atrás, se estrenó Rey de los ladrones, una mediocre comedia de acción británica sobre una banda de ladrones ancianos, también liderada por Michael Caine, que decide atracar un banco. Nuevamente, el atractivo pasaba más por tener un elenco de estrellas que salve un guión mil veces transitado y una dirección que apunta al efectismo absoluto.

Theoldmanandthegun

Pero con Un ladrón con estilo, el título Going in style o, su traducción, Yéndose con estilo, habría sido más que coherente. Porque realmente estamos ante una despedida elegante, sencilla, pero a la altura de la leyenda cinematográfica que es Robert Redford. 

David Lowery -que ya viene demostrando un talento innato para construir historias simples con un ojo sensible y humano, en donde se nota la influencia del primer y mejor Terrence Malick, algo de Michael Cimino, Arthur Penn, y otros realizadores autores de los 60 y 70- decide regalar a su protagonista una historia que lo homenajea. De hecho, y según los datos que se pueden constatar en IMDB, Lowery tuvo que hacer varias reescrituras del guión hasta dejar conforme a su estrella, que deseaba despedirse de la pantalla -al menos como actor- con una obra simpática y cálida. Y lo logra. 

Forrest Tucker fue un asaltante de bancos que desde mediados de los 50 hasta los 90 -que ya contaba con 80 y pico de años- siguió cometiendo atracos. Murió en prisión. Pero Lowery y Redford construyen a un antihéroe como solo el propio Redford o Clint Eastwood podrían haber llevado al cine. Con un carisma de otro tiempo. Uno podría imaginar que si Redford hubiese elegido dirigir esta misma historia hace 15 años atrás quizás habría elegido a su compañero de aventuras, Paul Newman, y no habría estado nada mal. Pero hoy, solo él o el veterano Clint quedan en pie. 

Robert Redford In Dayton Bank May 2017

Si bien Un ladrón con estilo tiene la base de un policial setentoso, la esencia es la de un western crepuscular, romántico, que evade ingeniosamente los lugares comunes y efectistas de este subgénero de ladrones geriátricos. El secreto está en la vitalidad de Redford y la total autoconciencia de que lo más importante es dar una despedida digna a una galán de antaño. Una figura que trabajó con las últimas leyendas del star system y fomentó la segunda generación de intérpretes forjados en el Actor´s Studio. 

Y si toda esta data poco debería aportar a la crítica de una película, lo irónico es que muchos de los planos que construye Lowery en forma caprichosa, no son más que guiños para los fanáticos del intérprete. Como si sumando planos que hacen referencia a más de una película de Redford fuera suficiente para armar un único film que sintetice 60 años de trayectoria. Desde la tipografía y el estilo narrativo del George Roy Hill de Butch Cassidy o El golpe, hasta la relación del intérprete con los caballos, las citas son más que obvias (y literales).

Pero más allá de esto, se agradece el tono liviano de la propuesta y el cuidado estético-formal de Un ladrón con estilo. Desde la elección de filmar con película Super 16 hasta un montaje setentoso, similar al que Fincher aplicó recientemente en Zodíaco. Pero Redford no es el único personaje destacado. También juega un rol fundamental Casey Affleck como su perseguidor. Un típico policía familiar, de esos que en los 70 podría haber interpretado un Pacino o Hoffman en sus buenos tiempos. Un hombre que empatiza con el criminal al que persigue, aún en la obsesión que simboliza su búsqueda. 

Lowery deja atrás la solemnidad de su otrora obra previo y demuestra buen pulso para la comedia, aún cuando no intenta explotar el absurdo y lo ridículo del caso real. Y la apatía y miserabilidad que el buen Affleck aporta a todos sus personajes, con un alto grado de humanidad, le viene perfecto a este personaje para crear una química impecable con su antagonista.

Oldman

En el medio, y quizás el punto más flojo del film, está la subtrama romántica. El viejo criminal que encuentra una dama de su edad que lo “reforma”. Por suerte, Lowery no construye un melodrama en base a la decepción del personaje, que la notable Sissy Spacek interpreta con la sordidez y candidez que la caracterizan, sino, que por el contrario, el personaje intenta redimir al ladrón de Redford, con sutileza y elegancia.

Menor es la participación que Lowery le da a los compañeros de los robos de Tucker. Personajes que están más para decorar al protagonista que por fundamentos narrativos. Y si bien Danny Glover hace poco para destacarse -Lowery casi no le muestra el rostro- es Tom Waits quien sobresale y eleva el carácter de un personaje pobremente escrito. 

Sin mayores pretensiones o mayor profundidad dramática de lo que exhibe, el director de la notable Mi amigo el dragón, cumple con la misión que le comandó Redford. Construir un relato simple con un personaje simpático que cierra perfectamente una filmografía destacada, repleta de héroes de otras épocas. Como el cowboy que cabalga hacia el atardecer y en el último segundo se saca el sombrero, y saluda al público, Redford también dice adiós con estilo… y una sonrisa.  

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