El observador

Por Amilcar Boetto

Watcher
EE.UU., 2022, 91′
Dirigida por Chloe Okuno
Con Maika Monroe, Burn Gorman, Karl Glusman, Daniel Nuta, Ciubuciu Bogdan Alexandru, Aida Economu, Madalina Anea

Alguien me está mirando

Durante la primer parte de Psicosis Hitchcock trabaja con varias ideas sobre las cuales se propone experimentar. El suspenso, sostenido a partir de la administración de saberes para el espectador y los personajes, sin dudas, es una de ellas. La otra, en cambio, aparece asociada, pero no es igual. Hablamos de la amenaza de lo siniestro. El suspenso es algo evidentemente más tangible, porque  hay una relación física entre algo que no puede ser descubierto y alguien que puede descubrirlo. Esa relación física revela información ya sea a través de un objeto (el Champagne en Notorious, el dinero en Psicosis) como de un gesto.
Por el contrario, la  idea de una amenaza siniestra (entendiendo como siniestro algo oculto que representa nuestros  miedos como espectadores, o bien los miedos de los personajes, y que a su vez y que no podemos dimensionar del todo) es bastante más difícil de definir, porque esa relación cinematográfica -que en el suspenso identificamos como una relación física- acá se transforma en una relación plástica. En definitivas cuentas: debe haber en la imagen un elemento plástico que genere la posibilidad amenazante de que haya algo más allá de nuestro conocimiento. Habría que pensar, en este sentido, la forma en la está iluminada la conversación entre Norman y Marion, o la forma en que parece el Motel Bates luego de esa secuencia de lluvia, como para identificar que la plástica de la imagen excede lo informado.  

Watcher, como It Follows y gran parte del cine de terror actual, es heredera de Psicosis. Al igual que la  película de Hitchcock, la película de Chloe Okuno trabaja las amenazas de lo siniestro como elemento dentro del  suspenso. Los recursos podrían parecer obvios -y quizás lo sean-: una joven extranjera,  incomunicada por no poder hablar el idioma, sola porque su marido trabaja, en un departamento  con un enorme ventanal. Pareciera ser el seteo más predecible posible, y a pesar de esto Okuno  logra varios momentos de una densidad sensorial única. 

Para ser más claros: el elemento narrativo que motiva la película -una mujer sola encerrada en su departamento, que se siente observada- corre riesgo constante de dejar de ser interesante por  su propia redundancia. Asi las cosas, la película logra renovarse Y en lugar de ir volviendo cada vez más claro del  misterio, logra volverlo cada vez más indiscernible. Pensemos en algunas escenas: cuando ella va al cine y se siente amenazada  por la persona que se sienta atrás suyo, ni ella ni nosotros podemos estar seguros de que esa es  la misma persona que la mira por la ventana y esto se vuelve aún más extraño cuando ella decide  ir a esa casa y lo que encuentra es a un anciano confundido. Pero luego (y acá es donde se ve el  manejo que la película logra para aflojar y desaflojar las tensiones que el misterio genera) se cruza  en el ascensor a la misma persona que lo había perseguido en el cine y en el supermercado.  

Ese abrazo por parte de la película a la ambigüedad pareciera agotarse en el momento donde se  lo cruza en el subte, cuando ya podría parecer confirmado que el peeping tom la está  persiguiendo con una intención siniestra. Sin embargo, hay un plano detalle de una bolsa, donde  podemos pensar que no hay nada más que unas compras, pero existe ese plano detalle y existe  esa duda, luego se da la conversación entre ambos -y es una conversación que recuerda mucho  a la de Norman con Marion, porque si bien Marion no sospechaba nada, el espectador nota algo  en la forma de hablar y en las palabras elegidas que despiertan otra cosa-. Y es que en Watcher, estamos  completamente empatados como espectadores con el punto de vista de Julia, entonces nuestra  sospecha crece junto a la suya en la conversación del subte.  

La lógica de It Follows, la de un personaje siendo perseguido constantemente, sin parar, donde  sea que vaya, es adoptada como sistema en Watcher (más allá de la obvia referencia de la actriz  y de ir a ver Charade al cine). Okuno, entonces, transforma la angustia adolescente y el miedo al  despertar sexual por un miedo estandarizado de una mujer sola en una ciudad desconocida. Esa  ambigüedad que me encargué de destacar saca a la película del planteamiento de un discurso  claro (nadie le cree a las mujeres) y la pone en el lugar complejo de ver como la situación  atraviesa al personaje. La pregunta de si ese miedo es autogenerado (como en Repulsión) o si es  generado por la ciudad.  

Lo curioso, es que el final, a pesar de explicitar que es lo que había detrás del misterio que la  película mantuvo durante todo su metraje, sigue siendo ambiguo en su discursividad. El  persecutor le señala: vos me saludaste, haciendo referencia a la escena más espeluznante de la  película donde para estar segura si esa sombra que está en la ventana la está viendo la saluda y  ve como la sombra le responde, al rato (de nuevo el manejo de los tiempos y del conocimiento de  como aflojar y desaflojar esa relación con el misterio es lo que convierte a la película en una gran  película de terror, un tema para otra nota sería pensar que el terror depende más de los tiempos  que de las características de la imagen horrorosa -por supuesto, como marque antes, para que  existe lo siniestro debe haber una condición plástica, en este caso que la figura sea una silueta,  no le veamos la piel ni el rostro-).

El problema es que ahora el asesino le quiere transferir la culpa de su futuro asesinato, y la duda del personaje y la nuestra como espectadores es ahora, moral:  era mejor quedar como una loca que decir te lo dije siendo asesinada, por supuesto, pero ¿que  pasa cuando querer hacer algo al respecto te acerca al asesino? Por supuesto está duda se  disipa cuando el asesino es asesinado (incluso acá hay otra cuestión: abandonamos el plano con  ella prácticamente moribunda y un plano detalle del arma, vemos en montaje paralelo al esposo  acercarse, pero la película decide deliberadamente no dejarlo como el héroe y para eso violar su  propia verosimilitud -cosa que festejo efusivamente, para que se entienda- y renace a la  protagonista) porque esa duda es introducida por la psicopatía, la manipulación con la culpa, en  la que con las pocas palabras que el asesino pronuncia notamos que es muy hábil.

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