El Oso

Por Sergio Monsalve

The Bear
EE.UU., 2022, 8 episodios de 30′
Creada por Christopher Storer
Con Jeremy Allen White, Ebon Moss-Bachrach, Abby Elliott, Chris Witaske, Ayo Edebiri, Liza Colón-Zayas, Edwin Lee Gibson, Lionel Boyce, Richard Esteras, Gram Otero Livemore, Matty Matheson, Corey Hendrix, Jose M. Cervantes, Molly Ringwald, Oliver Platt, Jon Bernthal, Abby Pierce, Patrick Dunham, Amy Morton, Carmen Christopher, Joel McHale

Patear todo y empezar de nuevo

Las series de comida y gastronomía adoptan una receta predecible en contenidos de canales de cable, realities, programas de competencia y afines. Por ahí viene una película que explotará, precisamente, el género de autoayuda que cocinan en la industria con semejantes ingredientes potables. Entre la saturación de los fogones de la tendencia, The Bear sobresale porque tiene algo que contar desde lo formal hasta la conceptual, amén de su ritmo frenético de montaje, de su casting de figurantes carismáticos del realismo, de su guion.

Si bien la serie arranca en alto, con un primer capítulo soberbio, puede desinflarse un poco en los episodios intermedios, para finalmente estabilizarse en los últimos segmentos, cerrando su metáfora de alegoría animal, alrededor de los complejos y los traumas que padece su protagonista. 

The Bear es una comedia dramática de Hulu, que se erige en uno de los contenidos imprescindibles del año. En 8 trepidantes capítulos de media hora, cuenta la historia de un chef afamado que debe volver a su Chicago natal, para encargarse del local de sandwichs de su hermano, quien misteriosamente se quitó la vida.

En meses recientes recomendamos la película El Chef como uno de los must del nuevo cine gastronómico de autor, que tiene varios productos en lista de espera.

The Bear nos sorprende por la vehemencia de su guion, por la solidez de su reparto, y una dirección de infarto, a cargo de un team que parece poseído por el ritmo endemoniado de las tragedias urbanas y naturalistas de los hermanos Safdie (vean Uncut Geams por Netflix).

El protagonista Carmaine sufre un colapso mental por la pérdida de su ser querido, sobre todo por la degradación de su estrella y aura, nivel restaurante con reconocimiento Michelín.

En el trauma del personaje, evoca pesadillas vívidas de su tiempo bajo la batuta de un dictador de la cocina, un Nazi de la deconstrucción molecular, que representa los códigos estrictos del gremio y su proceso de deshumanización, al calor de una estructura piramidal con jefecito tóxico incluido en el menú de la burocracia privada.

El cambio de contexto, de las mesas sofisticadas a los servicios de ambiente callejero, va provocando una evolución en la perspectiva del hombre que aprende lecciones en la vuelta al origen.

Comprende la dinámica de la distinción, las tensas relaciones sociales que se cuecen detrás de las cocinas, los problemas por el pago de las rentas, las caídas de la luz, la amenaza del paro técnico, los conflictos con las mafias locales de cobradores de mordidas.

El Oso del título alude al monstruo que atormenta al protagonista, el karma de Carmaine que es como nosotros, intentando sobrevivir un día a la vez.

Pronto irá dominando a su bestia, enfrentándose a su dilema: renunciar a su marca pasada, la del éxito y los likes, por un presente terrenal, donde o “resuelve los entuertos” o se lo traga un mundo implacable.

Como el primer cine de Willian Fredklin en los setenta y el de Scorsese, The Bear nos lleva por una montaña rusa de emociones duras y realistas, que nos sacude a lo largo del arco de sus episodios.

Ha sido una experiencia descubrirla como un espejo de nuestra crisis. A veces no hay otra opción que romper con todo y empezar de cero. Una oda al emprendimiento y la reinvención, desde la modestia antes que a partir de un elitismo esnobista.

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